España se ha topado con un problema inesperado en su crisis del gas y de la electricidad: la marihuana

Marihuana cultivo
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La crisis energética y la elevada factura de la luz se ha convertido este año en un dolor de cabeza para los hogares, que ya les supone un coste importante a la hora de llegar a fin de mes. Y ahora que todo el mundo piensa en ahorrar en materia energética, surge un debate que lleva años sobre la mesa en España: hay gente manipulando las instalaciones eléctricas para alimentar cultivos de marihuana. Algo que pagamos todos. Sí, no hace falta fumar porros para acabar costeándolos.

Según varios informes, los casos de fraude eléctrico relacionados con el mantenimiento de plantaciones se han duplicado en los últimos cuatro años. Y, dado que una plantación consume lo mismo que 80 casas, lo que están haciendo estas redes es pasarle el sobrecoste de la electricidad a todos los consumidores. Un problema para nuestros bolsillos.

Consume más que una ciudad. Según un estudio de Endesa, en 2021 se detectaron 71.000 casos de fraude eléctrico, es decir, un 13% más que el año anterior y casi el doble que en 2015. La energía vinculada al cannabis que fue recuperada ascendió a 159 millones de kWh, es decir, suficiente para abastecer el consumo anual de 45.000 hogares. El problema es más grande, pues se estima que el consumo eléctrico de las plantaciones de marihuana en España ronda cada año los 1,5 TWh. Eso es lo que consume una ciudad como Palma de Mallorca en todo un año.

¿Cómo se hace? El fraude eléctrico se realiza normalmente o bien alterando el contador o bypaseándolo, o enganchándose directamente a la red hasta el suministro sin contador ni contrato con el objetivo de que no se registre lo que se está consumiendo. La Guardia Civil explica las compañías eléctricas son clave a la hora de localizar los enganches: "Son quienes detectan cuándo se produce un pico de luz que no pasa por el contador".

No existe un sitio determinado donde se ubiquen: pueden ser polígonos, chalets a las afueras de las ciudades o el mismo piso de al lado de tu edificio céntrico. Lo que sí sabemos es que Andalucía y Cataluña son las dos ciudades de España en el que más plantaciones han sido localizadas.

La tendencia de plantar en interior. El hecho de no tener control sobre las condiciones climáticas ha hecho que los narcotraficantes prefieran usar viviendas interiores para el cultivo. Algo que conlleva el mencionado gran consumo eléctrico en términos de iluminación, climatización y ventilación. Según Endesa, el cultivo en interior, puede conducir a que la red de distribución se sature y se produzcan apagones en el suministro.

Seguridad. De hecho, la empresa explica que el problema no se limita solo al coste económico que supone inflar la factura de todos los consumidores, sino que afecta a su seguridad. "Estos enganches ilegales pueden provocar incendios, electrocuciones y descargas eléctricas". Las plantaciones en interiores han provocado numerosos incendios en bloques de viviendas recientemente, algunos saldados con la muerte de vecinos.

El delito. Puesto que implica un riesgo para la seguridad y la salud de las personas, la manipulación de un contador eléctrico o el enganche a la red eléctrica está tipificado como delito. Sin embargo, considerado "leve" y defraudación de energía en el código penal (Artículo 255). La pena es de una multa de uno a tres meses si la cuantía de lo defraudado no excede de 400 euros. España es el único país de la UE que no prevé pena de cárcel.

Supercontaminador. En Magnet también hemos hablado previamente de qué suponen estas plantaciones indoor para el medio ambiente. Una investigación de la Universidad de Colorado publicada en Nature Sustainability analizaba la energía y los materiales necesarios para cultivar cannabis en interiores y se cuantificó el ciclo de vida resultante de las emisiones de gases de efecto invernadero. Según la ubicación, de 2.283 a 5.184 kg de equivalente de CO2 por kg de flor seca. De hecho, una onza de hierba puede tener una huella de carbono de hasta 148 kilos.

Otro estudio concluía que la producción de cannabis en interiores consume 20.000 millones de kilovatios-hora, produce hasta 15 millones de toneladas métricas de CO2 y tiene un gasto monetario de 5.000 millones de euros anuales. También que representa el 9% del consumo de energía de los hogares de California, el 3% del uso de energía en todo el estado y el 1% de toda la electricidad utilizada en los Estados Unidos.

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