La UE ha vetado la importación de carbón ruso. Eso nos deja un agujero enorme y los precios disparados

Planta energía carbón.
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Europa vive inmersa en una crisis energética sin precedentes y los acontecimientos recientes no parecen ayudar. Todo lo contrario. Casi el 70% de las importaciones de carbón térmico de la Unión Europea, que se utiliza para generar electricidad, provienen de Rusia. De hecho, las importaciones de carbón ruso a la UE se han multiplicado en las últimas dos décadas. Ahora, entre las nuevas sanciones del bloque a Vladimir Putin se encuentra un veto a esas importaciones de esta materia prima esencial.

Un embargo sobre el carbón de Rusia, el mayor proveedor de la UE que representa alrededor del 45% de las importaciones, podría infligir más dolor a los 27 miembros que ya se tambalean por la escasez de energía y los altos precios del petróleo y el gas.

Veto a las importaciones. La Unión Europea ha adoptado formalmente su quinto paquete de sanciones contra Rusia, que incluye prohibiciones a la importación de carbón, madera, productos químicos y otros productos La prohibición de importar carbón entrará en pleno vigor a partir de la segunda semana de agosto. Pero ya no se podrán firmar nuevos contratos a partir del viernes, cuando las sanciones se publicarán en el diario oficial de la UE. Los contratos existentes deberán rescindirse antes de la segunda semana de agosto, lo que significa que Rusia puede continuar recibiendo pagos de la UE hasta entonces.

Además del carbón, las nuevas sanciones de la UE prohíben las importaciones de Rusia de muchas otras materias primas y productos, como madera, cemento, fertilizantes, mariscos y licores, por un valor total estimado en 5.500 millones de euros al año.

Una decisión difícil. Que se haya tardado tanto en dar este paso refleja los desafíos de llegar a un acuerdo entre las 27 naciones, particularmente dado que algunos países del bloque dependen más de la energía rusa que otros. Las sanciones deben ser aprobadas por todos los estados miembros. Y hay que tener en cuenta que los países de la UE importan el 45% de su carbón de Rusia, por un valor de 4.000 millones de euros al año.

Y, claro, existía la preocupación de que cortar el suministro de carbón pudiera causar más daño a la misma UE que a Rusia. Aunque depende del carbón ruso, el bloque podría reemplazarlo más fácilmente con importaciones de otros países que con el gas natural y el petróleo. Pero prohibirlo podría disparar los precios de la energía para los consumidores europeos, dada la escasez existente en el bloque. Un arma de doble filo.

Dependencia energética. Varios países de la UE han estado importando más carbón de Rusia en los últimos meses mientras buscan formas de reducir los costes de generación de energía tras un aumento sin precedentes en los precios del gas. El carbón, el combustible fósil más sucio, es mucho más barato para la generación de energía. Con los países de la UE recortando drásticamente su producción y consumo durante los últimos años para combatir el cambio climático, su dependencia del carbón importado, especialmente de Rusia, ha aumentado significativamente.

Alemania, Polonia, Italia y los Países Bajos se encuentran entre los que más dependen del carbón ruso, que representa más del 65% de las importaciones totales en cada uno de esos países. Aproximadamente la mitad de todo el carbón que importa Alemania proviene de Rusia, con un total de 2.200 millones de euros el año pasado, según cifras del gobierno. La mayor parte se utiliza para generar electricidad y alimentar la industria siderúrgica de Alemania. Polonia es el país de la UE que aún depende más del carbón. Si bien gran parte del carbón del país se extrae internamente, aproximadamente el 20% se importó de Rusia el año pasado.

¿A quién se lo pediremos? El carbón de Estados Unidos, Colombia y Sudáfrica podría ayudar a cerrar la brecha que queda al eliminar las importaciones de Rusia, según la Asociación Alemana de Importadores de Carbón. Australia proporcionó casi un tercio de las importaciones de carbón de la Unión Europea en 2019. Los mercados australianos ya informaron un aumento en los precios del carbón, ya que las empresas en Europa recurrieron a ellos para solicitar información sobre el combustible.

De hecho, dicen que las importaciones de Rusia a Alemania pueden sustituirse en cuestión de meses.  "Hay un mercado mundial que funciona bien. Hay suficientes cantidades disponibles", dijo en un comunicado Alexander Bethe, presidente de la junta directiva de VdKi. Evitar el carbón ruso sería mucho más fácil y económico que reemplazar el gas natural ruso, ya que, a diferencia del gas, el carbón no necesita licuarse para el transporte ni requiere una extensa red de tuberías.

Consecuencias en la economía. El aumento de la demanda de la UE impulsará aún más los precios mundiales del carbón, lo que significaría facturas de energía aún más altas para los hogares y las empresas. Esto podría impulsar la inflación, que ya se encuentra en su nivel más alto desde el inicio del bloque. La escasez de energía podría empeorar el próximo invierno cuando aumente la demanda de calefacción.

A pesar de los esfuerzos por frenar el uso del carbón para generar electricidad, este combustible fósil contaminante sigue representando alrededor del 15% del mix eléctrico de Europa. Según explicaban los analistas de Bruegel: "Una mayor demanda, una menor oferta y una logística más compleja aumentarán el coste de las importaciones de carbón y podrían provocar interrupciones locales temporales".

Imagen: Unsplash

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