Unión Soviética

Hombres fuertes, campos de espigas y fábricas colosales. Era lo que solían incluir los alfabetos soviéticos. Pero también mujeres en posiciones imposibles, hombres de largas trancas, elementos de la mitología griega y penes alargados.

La Unión Soviética legó numerosas contribuciones al mundo de las artes. Entre ellas, una tan maravillosa como insospechada: las paradas de autobús más bonitas del mundo. He aquí una recopilación de las mejores.

Tras la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética inició un gigantesco plan urbanístico a gran escala que definió en gran medida el aspecto de las ciudades del siglo XX. Esto es lo que el urbanismo del s. XXI puede aprender de él.

Una gélida noche de 1919 la historia de Rusia estuvo a punto de cambiar para siempre. Lenin se topó con un ladronzuelo de Moscú y su destino pendió de un hilo durante unas pocas horas.

Accidentes nucleares, agotamiento de recursos, desastres naturales y desplazamientos demográficos provocaron que la Unión Soviética se llenara de ciudades abandonadas. Espacios fantasmagóricos fruto de proyectos alucinantes.

Kosmos 482 lleva cincuenta alegres años dando vueltas a la Tierra sin utilidad alguna. Es chatarra espacial, pero una muy especial: su objetivo original fue llegar a Venus y extraer información del agreste planeta vecino. Sin éxito.

Como el Tetris de toda la vida, pero ensamblando edificios post-comunistas en su lugar. Una divertida reflexión sobre las numerosas paradojas de la arquitectura brutalista en Europa del Este.

Las autoridades soviéticas consideraban que las canciones de Julio Iglesias, entre otros muchos artistas occidentales, podían resultar subversivas. ¿En qué sentido? Pues en el sentido del neofascismo.

Sabido es por todos que la Unión Soviética fue capaz de hacer bonito hasta un trozo de hormigón. Ahora también sabemos que lo logró en las salas de control de las centrales de energía.

No sabemos qué trilogía de Star Wars vieron aquellos rusos.