Los 10.000 pasos al día son un mito: cómo una campaña japonesa mal traducida conquistó el mundo

Manpo Kei
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En las proverbiales palabras de Pantomima Full, estamos en plena era de los paseín bolts. Las pulseras de actividad física han reincorporado al tablero de juego el hobby de poner un pie delante del otro. ¿Cuántas zancadas para sentirnos realizados? Ateniéndonos a multitud de artículos y asesores fitness, 10.000 diarias, fraccionables en no más de cuatro rutas de al menos 15 minutos.

Muchas marcas, como Fitbit o Apple, te plantean retos y premios al cruzar esa barrera. Hasta la OMS te insta a que cumplas esa redonda cifra, el equivalente aproximado a 7 kilómetros, un nivel de esfuerzo cotidiano al que no está acostumbrado ni la décima parte de los adultos de los países desarrollados. Dicho de otra manera, para toda la industria montada alrededor del caminar, 10.000 pasos es el gold standard.

El hombrecito que camina I-Min Lee, profesora de epidemiología en la Escuela de Salud Pública TH Chan de la Universidad de Harvard, lanzó en 2019 los resultados de su investigación acerca de los orígenes del objetivo de los 10.000 pasos, y en sus conclusiones afirma que esta creencia con más de medio siglo se debe a una estrategia de márketing. “En 1965, una empresa japonesa vendía podómetros y le dieron un nombre que, en japonés, significa 'medidor de 10.000 pasos'”. Tras hablar con otros investigadores japoneses concluyó que lo más probable es que los de Yamasa Clock and Instrument Company eligiesen ese número porque el caracter local de 10.000, , es similar a un señor que camina.

Así que llevamos décadas pateando de más por culpa de la escritura japonesa.

¿A quién se le ocurrió esto? A Yoshiro Hatano, vinculado al podómetro de marras y académico de la Universidad de Salud y Bienestar de Kyushu. Él fue el que, en el contexto del auge de la atención a la salud cardiovascular por los cercanos Juegos Olímpicos, impulsó ciertos estudios sobre los beneficios de la actividad física significativa. Vio que los ciudadanos andaban, de promedio 4.000-6.000 pasos al día, y calculó que si podía persuadirlos de subir a 10.000 quemarían aproximadamente 300 calorías más por día se mantendrían delgados.

¿Por qué 10.000 y no 8.800? "No había ninguna evidencia de ello en ese momento", ha afirmado David Bassett, director de estudios de kinesiología, recreación y deporte de la Universidad de Tennessee. "Simplemente sintieron que era un número que indicaba un estilo de vida activo y que debería ser saludable". Y en esa tesitura, mejor un número con gancho, 万, que cualquier otro para vender su "Mampo meter".

Por cierto, los ensayos posteriores han señalado que esa actividad extra a la mayoría de la gente a lo que la lleva es a compensar comiendo más.

¿Y cuál sería entonces la cifra recomendable? Se han hecho varias investigaciones. Por continuar con la de I-Min Lee tras monitorizar la actividad de paseo y las tasas de mortalidad de más de 16.000 mujeres mayores estadounidenses, la tasa de mortalidad de las que caminan hasta un máximo de 4.400 pasos (2.7 km aproximados) ya era significativamente más bajas que las inactivas, y el grado de mejora alcanzaba su tope a los 7.500 pasos (4.5 km), momento a partir del cual la ganancia era residual. Si tienes algún familiar especialmente ocioso o al que le cueste moverse, un mínimo de 2.000 pasos diarios (1.2 km) ya ayuda algo a su salud.

Las metas inflexibles tienen efectos en nuestra propia salud. Todos los cuerpos son distintos y las necesidades de cada uno dependen de su situación. Caminar esos pasos, beber dos litros de agua o comer menos de 2.000 calorías al día puede aportarnos un consuelo a modo de control personal dentro de una realidad dominada por incalculables variables, pero eso no significa que estemos haciendo lo mejor para nosotros mismos. Igualmente estos patrones uniformes pueden hundir a aquellos incapaces de cumplirlos y desincentivarles a la hora de buscar otras soluciones más modestas pero factibles. Es posible que algún fumador obeso de 60 años haya intentado empezar a caminar y, al cabo de unos días viendo que era imposible cumplir ese mínimo de 10.000 pasos que le decía su pulsera, haya decidido abandonar la senda saludable.

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