Acariciar vacas por 75€: la última tendencia para conectar con tu "yo interior" lejos de la ciudad

Vaca
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En el contexto actual donde (casi) todo se reduce a consumo y producción, los habitantes de las ciudades cada vez evidencian más la necesidad de entrar en contacto con el entorno. Por esta razón están proliferando los paquetes turísticos destinados a satisfacer las necesidades de los urbanitas más estresados. Las opciones son muy variadas, desde recoger uva en un viñedo pagando 200 euros, hasta acariciar vacas como nueva forma de meditación.

"No es un zoo de caricias".  Como explica este reportaje de The New York Times, Suzanne Vullers y su marido Ruddi regentan a las afueras de Nueva York un alojamiento rural donde sus huéspedes acuden en busca de desconexión y un mayor contacto con la naturaleza. Sin embargo, a diferencia de otras opciones de este tipo, ellos ofrecen la posibilidad de pasar unas horas mostrando aprecio a sus dos vacas: Bella y Bonnie.  

Este concepto no nace meramente de la creatividad de los Vullers, sino que está inspirado en una práctica holandesa que ya se realiza en esta granja de Rotterdam. La idea es que los asistentes puedan interactuar con los animales en presencia de sus dueños. De tal forma que tanto Suzanne como su marido les animan a que además de acariciarlas, cepillarles el pelo o abrazarlas, también les hablen. 

75€, dos horas. Vullers no es psicóloga y, por lo tanto, explica, no puede garantizar que abrazar a sus vacas pueda aportar beneficios emocionales. Pese a ello, el matrimonio ofrece los abrazos bovinos dentro como un servicio más dentro del paquete de experiencia rural que ofrecen. A cambio de 75€, huéspedes y visitantes puntuales tienen la oportunidad de pasar dos horas contemplando y abrazando a las vacas de la granja

Tardocapitalismo. Este tipo de tendencias no han sido inventadas por el matrimonio Vullers, sino que responden a una moda derivada del consumo de experiencias. En un marco donde podemos comprar lo que queramos, el tardocapitalismo no solo promueve ideas de negocio como éstas, sino que además ofrece al consumidor la posibilidad de "alquilar" el contacto con la naturaleza. En algunos casos, hay quien está tan inmerso en las dinámicas de trabajo y consumo que, con tal de desconectar, actividades como acariciar vacas terminan siendo atractivas.

Ansiedad. Los trastornos de ansiedad son cada vez más recurrentes en conversaciones y estudios sobre el estilo de vida 24/7/365. De ahí que se haya comenzado a hablar de los beneficios derivados de compartir tiempo con animales. No sólo se trata de adoptar un perro para reducir la sensación de soledad, sino también de mascotas que ejercen de "apoyo emocional" (para quebradero de cabeza de las aerolíneas), o de hipoterapias con caballos (cuya efectividad sigue siendo muy disputada). Ninguna de estas terapias cuentan con evidencia científica.

Del mismo modo que el negocio de los Vullers se basa en vender abrazos a sus vacas, esta empresa de California comercializa el pastoreo de sus cabras y esta de Asturias el ordeño de sus animales.

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