Al parecer, hubo peña hace siglos que ideó un instrumento musical que sonaba con gritos de gatos torturados

Al parecer, hubo peña hace siglos que ideó un instrumento musical que sonaba con gritos de gatos torturados
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¿Cuánto ha cambiado nuestra relación con los felinos en los últimos siglos? Lo bastante como para que, si oyes hablar del término “piano gato”, sea más fácil que te imagines un adorable personaje de dibujos animados o una aplicación móvil basada en sonidos gatunos que un instrumento real y basado en el sufrimiento de pequeños animales.

Este es otro de los locos inventos fallidos dentro de la historia de la ciencia humana. Tenemos que irnos al renacimiento, donde un doctor alemán jesuita de geología, microbiología y religión comparada llamado Johann Christian Reil dijo haber encontrado el instrumento definitivo para “los pacientes mentales que habían perdido la capacidad de concentración y su propia ‘consciencia de conciencia”. El katzenklavier, pues así se llamaba, podría sacudir sus defectos y devolverles a la normalidad mental.

Katzenkavalier 2
Cosas que no dan nada de miedo.Musiciana, por J-B. Weckerlin (1877)

¿Y en qué consistía ese aparato terapéutico? La base teórica era crear un tipo de sonidos tan inquietantes, chirriantes e irregulares que el paciente saldría de su embebecimiento mental. El órgano mitad madera mitad carne felina se componía de una hilera de gatos encerrados con las colas colocadas debajo de un teclado con resortes puntiagudos, de manera de cuando una tecla es presionada sus puntas aplastaban la cola del gato y este gritaba de dolor. Al igual que en los instrumentos de cuerda, los gatos se colocarían siguiendo el orden del tono natural de sus maullidos, con lo que podría llegar a producirse una suerte de sonido armónico. Imagínate la melodía de Star Wars por gatos maullando doloridos.

Katzenkavalier
Cosas que no dan nada de miedo volúmen 2, Magia Naturalis de Gaspar Schott, 1657.

Antes de que los defensores de los animales se nos echen encima, este Menguele gatuno sólo hizo los planos teóricos del instrumento, y de hecho no se sabe si la inclusión de los diseños de este aparato en sus notas de finales del XVIII fueron en serio o en broma. No hay constancia de que ninguno de estos instrumentos se crease en la realidad. Sí se sabe que Reil estaba bastante chiflado en lo personal. Eso, y que hace más de 300 años no le conferían el mismo estatus a los pequeños animales domésticos, y por eso durante los siglos siguientes muchos estudiosos siguieron fascinados conceptualmente por el artefacto.

El katzenklavier ha aparecido más veces en la historia, pero probablemente el relato más apasionante en el que se ha visto mezclado sea en esta descripción imaginada del libro Musiciana, de Jean-Baptiste Weckerlin, de finales del XIX:

“Lo más curioso estaba en un carruaje que transportaba alguna de la música más singular que uno pudiese imaginar. Había un oso que tocaba el órgano; en lugar de tubos, se veían dieciséis cabezas de gatos cuyo cuerpo estaba encerrado; las colas sobresalían y estaban sujetas para tocarse como si fueran las cuerdas de un piano. Al presionar una tecla del piano, esta tiraba de la cola correspondiente, generando un maullido lastimero. El historiador Juan Christoval Calvete observó que los gatos estaban ordenados para producir una sucesión de notas desde la octava… (cromáticamente, creo). Esta orquesta abominable se colocaba en un teatro donde había monos, lobos, ciervos y otros animales que bailaban al ritmo de los sonidos de esta música infernal”.

Porque aquí viene lo interesante: en la literatura la idea de esta máquina se usaba para simbolizar la crueldad ejercida por la nobleza. Un aparato equivalente que sustituía a los gatetes por cerdos era el objeto metafórico para hablar de la crueldad miserable de los pobres.

Lo cierto es que en la era que ha visto nacer las melodías del Nyan Cat y el Keyboard Cat podrían llegar a entender, con cierta distancia, el nacimiento de esta idea. El Katzenklavier también inspiró, por cierto, la excelente animación narrada por Nick Cave y llamada The Cat Piano.

También os dejamos con un bonito video del Príncipe Carlos de Inglaterra asistiendo a un concierto de un katzenklavier cruelty free que seguro no os dejará indiferentes.

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