El chichikini y la reducción del monte de venus: la última moda estética va de tener totos microscópicos

Chichikini
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“Temiéndome la moda del chichikini estoy”: María Alba, periodista especializada en tendencias, coronaba así un tuit en el que aglutinaba varios documentos gráficos acerca de la última moda veraniega de las celebrities. Kim Kardashian, Kendall Jenner y Dr. Carlabarber presumían de parte inferior del bikini diabólicamente diminuta.

No son las únicas en el panorama instagramero. Así el cambio de modelo textil que no se pudo consumar en 2020 por motivos obvios, empieza a llegar este año con fuerza, reduciendo al extremo su superficie de ocultación, casi como queriendo hacer bueno el mito de que, tras una pandemia, vendrán tiempos orgiásticos.

Kendall, valedora mayor de la prenda. Con mucho menor acierto cómico que los españoles, el mundo anglosajón lo ha bautizado como “micro thong” o micro tanga. Kendall (156 millones de seguidores en Instagram) ha mostrado ya en al menos tres ocasiones modelitos que caen en esta definición, así como el sujetador “sobretetero” que llegó a la actualidad en torno a 2019, antes que su hermano menor, y que ya se ganó tanto la admiración del mundo fashion como su defenestración por el ámbito casual, con imágenes paródicas que mostraban lo que pasaba si una mujer normal lo llevaba: pliegues, desbordamientos, incomodidad úbrica.

 

El terremoto rojo: la sesión de Kendall el pasado 12 de febrero es la que terminó de cimentar tanto la tendencia chichikínica como su reacción social. Este miembro de la familia Kardashian nunca se ha caracterizado por la modestia plástica: tiene un aspecto más alienígena que humano y se rumorea que a sus 25 años ha pasado más veces por el quirófano que el rey emérito (se operó, por ejemplo, los pezones para que estuviesen permanentemente duros).

 

Pero los internautas dijeron basta. Se quejaron a la diva por promover ese inalcanzable canon estético con imágenes y vídeos que, según algunos, estaban a todas luces retocados. Por mucha genética favorable que tengas, es imposible no tener una curva abdominal: las tripas humanas tienen la mala costumbre de ocupar espacio, no digamos la vulva. Según algunos tuiteros, en los días siguientes al posteo cientos de cuentas de mujeres jóvenes se lamentaban por sus abultados y grasientos triángulos que no lucían como la tabla de surf de la supermodelo. Después del reinado de los culos protuberantes ha llegado una nueva obsesión física.

Cómo eliminar el monte de Venus: es un reciente vídeo de la youtuber de belleza hispanoparlamente Tania Arredondo que en un mes acumula casi 750.000 reproducciones. En él te aconseja qué movimientos y ejercicios hacer para que tu coño pierda su protuberancia (ojo, según algunos asesores estéticos, estos ejercicios no valen para nada, no puedes reducir su tamaño de forma natural). Su vídeo es sólo uno de los muchos que te puedes encontrar en la plataforma para tener el aspecto que se está promoviendo en Instagram, el del toto eróticamente liso.

Si quieres ser más extremo, puedes practicarte una monsplastia, que es la eliminación de la grasa del bajo vientre, aunque hay quien dice que tiene efectos secundarios, como un mayor dolor a la hora de practicar el coito vaginal al hacer que tus huesos púbicos estén más expuestos a los de tu compañero.

Sea como fuere, y traumas aparte, parece que en el mundillo de las influencers se impondrá con fuerza para esta temporada probar otro peligroso reto de redes sociales: el chichikini.

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