¿Cómo hacer mucho más seguro al coche autónomo? Poniéndole un par de ojos saltones, al parecer

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A medida que el mundo abraza un futuro de conducción autónoma, se plantean diversas dudas sobre la seguridad de este medio de transporte. De hecho, el sistema de Tesla ya se ha topado con los reguladores, no convencidos de su funcionamiento. Muchos críticos alegan que con estos vehículos, los conductores pasan a ser meros pasajeros que no participan en la conducción y que no prestan tanta atención a la carretera. Pero de igual manera, resulta difícil para los peatones que cruzan la calle descifrar si un coche autónomo los ha visto, sin el contacto visual habitual o el movimiento de la mano al que estamos acostumbrados.

¿Cuál es la solución? Poner ojos saltones en el coche, según los científicos.

Un par de ojos bien abiertos. Sí, dos grandes ojos robóticos controlados a distancia. Es lo que los investigadores de la Universidad de Tokio quieren incluir en los vehículos autónomos para que sean más seguros. A tal conclusión llegaron tras realizar un experimento en el que simulando una experiencia a través de realidad virtual, los participantes tuvieron que decidir si cruzar la calle frente a un vehículo que se aproximaba.

Los investigadores registraron sus elecciones y midieron sus tasas de error, es decir, con qué frecuencia optaron por detenerse cuando podrían haber cruzado y con qué frecuencia cruzaron cuando deberían haber esperado. Cuando el coche estaba equipado con ojos robóticos, ya sea centrados en el peatón o mirando hacia otro lado, los sujetos tomaron mejores decisiones.

Experimento ojos saltones coche autónomo.
Las imágenes muestran a un participante cruzando. En la (a) el coche está prestando atención al participante (seguro para cruzar); en la (b) el coche no está prestando atención al participante (no es seguro cruzar); y en la (c) y (d) el participante no sabe.

Resultados. Los participantes masculinos del experimento tomaron muchas más decisiones peligrosas al cruzar la calle (eligieron cruzar cuando el vehículo no se detenía), más que su contraparte femenina. Pero estos errores se redujeron gracias a la "mirada" del coche. Las participantes femeninas tomaron decisiones más ineficientes (eligieron no cruzar cuando el vehículo tenía la intención de detenerse) pero estos errores se redujeron también por la misma "mirada". Es decir, en ambos casos, los ojos se tradujeron en un cruce más fluido y seguro para todos.

¿Por qué? Principalmente por cómo hicieron sentir esos ojos a los peatones. Una forma de avisar de que hay vida en ese coche que cruza. Que no se trata simplemente de un algoritmo de inteligencia artificial en el que confiar ciegamente. Algunos pensaron que eran bonitos, otros que eran aterradores. Para muchos hombres, cuando los ojos miraban hacia otro lado, sentían que la situación era más peligrosa. Para las mujeres, cuando los ojos se centraron en ellas, se sintieron más seguras.

Sin embargo, la idea de que se instalen este tipo de dispositivos en los coches es bastante lejana. El cambio a una conducción autónoma es un paso importante y la gente todavía tiene que acostumbrarse. Sean ojos robóticos o sistemas similares, podrían ayudarnos a adaptarnos a varios escenarios. Y, aunque obviamente su diseño sería diferente, los investigadores confían en que este estudio inspire a otros a crear conceptos similares que permitan mejorar la interacción entre los vehículos autónomos y los peatones. Al final el debate siempre es el mismo: que la máquina sea menos máquina.

Imagen: Universidad de Tokio

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