El cura de Valdepeñas no sólo te sermonea por no pagar. También se manda dibujar en los frescos

Montjaje
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¿De Almodóvar? ¿De Berlanga tal vez? ¿Más bien de José Luis Cuerda? Los internautas no han sabido elegir cuál es la referencia audiovisual a la que más se aproxima la ya viral Santa Misa del mes pasado de la Parroquia del Santo Cristo de Valdepeñas, pero parece claro que las redes han encontrado a una nueva estrella del folclore eclesiástico español: Emilio Jesús Montes Romero.

Circulan dos versiones del oficio del 4 de octubre de esta iglesia de Ciudad Real, una de dos minutos y medio y otra un poco más larga, los 10 últimos minutos de la ceremonia, que, pese a su duración, no tiene desperdicio. Son extractos de la misa de más de una hora que suele subir la congregación a su canal de Youtube, aunque el vídeo completo de ese día ha sido ahora borrado. Montes parece aprovechar el final de la misa para abroncar a los feligreses por su falta de compromiso con la obra que se finalizó la semana siguiente después de nueve años de restauración y de la que aún quedan pendientes cuantiosos pagos. Con cierto deje insolente el cura se molesta por la despreocupación de sus parroquianos con los gastos del recinto.

Padre Verkami, como lo ha rebautizado las redes, saca la calculadora: un millón cien mil euros ha costado la obra. ¿Cuánto ha puesto la parroquia? Seiscientosmil. ¿Cómo se recauda este dinero? Porque hay mucha gente de la parroquia “que está suscrita por medio de banco a dar diez, quince, veinte… Los que más dan es cincuenta y los que menos dan son seis euros, que a muchos les he hecho la trampa, ‘Ah, ¿eras tú la que me dijiste que te subiera a diez?’, así haciéndome el tonto, ‘no, no, yo estoy muy conforme con los seis’”, les sermonea a los asistentes con tonillo mientras el espectador vislumbra a Montes en el altar, cayendo en la cuenta del escenario en el que se están produciendo estos comentarios tan pecuniarios, sabiendo que los asistentes estaban en un callejón sin salida y tendrían que escuchar el sermón hasta el final.

Su perorata continúa y no le cuesta afear la conducta de matrimonios donde “entran dos nóminas”, “algunas de 1.900 euros”, “y no pueden aportar ni siquiera 10 o 15 euros al mes [...] te duele”. "Me amenazan con retirar los 50 euros por no hacerles los bautizos”, afirma en otro momento, avisa de forma sutil después de que busca y está al corriente de buena parte de los sueldos de los devotos, que busca en su tiempo libre. Sólo un par de ejemplos de un rosario de situaciones que dibuja en las que fluye la picaresca entre religiosos y civiles por pedir y no dar, respectivamente.

Al peinar misas de otros días de la parroquia, nos hemos encontrado con que la insistencia del sacerdote durante las homilías en que los fieles paguen mayores recibos no es algo puntual.

Ha nacido una estrella

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La reacción de las redes es la de la estupefacción, de descrédito ante un comportamiento tan pesetero de un representante de una institución a la que se le presupone una filosofía más alejada de lo material. Es ese comportamiento inquisitorial del cura y sus “recibos” el que choca, más en el contexto de crisis en el que estamos y al que nos vamos viendo avocados, con la magnitud de la obra de la que está hablando. Él mismo comenta que la congregación católica de este municipio de 30.000 habitantes ha recibido 320.000 euros del Gobierno, 171.000 euros del Ayuntamiento y 50.000 euros de Iberdrola para la restauración y la eficiencia energética de un local de culto que, de no haber sido renovado, podría haber seguido cumpliendo sus funciones.

Sin embargo es también comprensible la actitud del del cepillo, ya que, de ser ciertas las cifras que maneja, aún quedan miles de euros para financiar la obra y habría asistentes habituales, consumidores de sus servicios espirituales, que por no ser obligatorio no ayudan lo necesario. Esta Iglesia, la del Santo Cristo de la Misericordia, tiene cuatro siglos, cuenta con una declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1982 y dicen que estuvo cerrada al público desde 1984, momento en el que empezó a deteriorarse rápidamente.

Lo que también descubrimos ahora es que el artífice y protagonista de toda esta odisea financiera fue el mismo que lanza la monserga. Fue con su llegada al templo en 2011, y gracias a su empeño, que se decidió iniciar el proyecto de restauración. Google nos devuelve que es este mismo hombre de fe el que ha intermediado en el pasado para animar a la restauración de retablos y tallas en otras hermandades. Una usuaria de Twitter que dice ser del mismo Valdepeñas adjunta una captura hecha a ese fresco nuevo del que hablaba maravillas Montes y en el que vemos que decidió inmortalizarse.

Emilio Jesús Montes Romero es alguien con nombre, pues ya en algunas noticias se le tilda como alguien “peculiar”, con una irregular capacidad para despertar simpatía. En las críticas en Google a esta parroquia él es el blanco del mayor número de comentarios, hay quien opina que “El párroco, está entregado en cuerpo y alma, a Dios”, quien dice que tiene “un carácter que no deja indiferente” o que hace “homilías extraordinarias”, aunque hay quien apostilla “del cura mejor no hablamos”. Entradas todas ellas anteriores al aluvión de troleo que está sufriendo el lugar después de su éxito viral.

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