El "ecocidio" está a punto de ser un crimen internacional. Otra cosa es que sirva para algo

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Nuevas situaciones de injusticia, nuevas definiciones y leyes que han de redactarse para hacerle frente. Ahora que se empiezan a ver o, mejor dicho, que empezamos a preocuparnos por los efectos perniciosos de la acción del hombre en el medio, las autoridades tienen que introducir esta perspectiva en las cortes para poder perseguir judicialmente a los infractores. Ya ha nacido ese nuevo tipo de delito: el ecocidio.

Los orígenes del "ecocidio": aunque el término pululaba de antes, su mayor impulsora fue la abogada y activista británica Polly Higgins, que abandonó su exitosa carrera como defensora de multinacionales en litigios por la presunta destrucción de ecosistemas para pasarse al otro lado. En 2010 presentó una definición de Ecocidio a la Comisión Jurídica de las Naciones Unidas que decía lo siguiente: “el ecocidio es la pérdida, el daño o la destrucción generalizada de los ecosistemas de un territorio(s) determinado(s)... de tal manera que el disfrute pacífico de los habitantes ha sido o será severamente disminuido”. La activista murió hace un par de años, pero el proyecto siguió en marcha.

Y la novedad, la plena definición jurídica de este nuevo delito, que es lo que han alcanzado 12 juristas internacionales que trabajaban en la redacción antes de presentarla ante el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional CPI), esa en la que se recogen los crímenes más graves contra los derechos humanos y el derecho humanitario del tipo genocidio o crímenes de guerra.

Lo que es y lo que no es el "ecocidio". Lo primero: es el delito de esta corte que incluye por primera vez un daño a algo que no sean seres humanos, así que se incluye un nuevo enfoque no antropocéntrico del derecho por el que el centro del mismo no es el hombre, sino el hombre en relación a su medio, al planeta. Tampoco recoge el estímulo al cambio climático en una concepción amplia a pesar de que muchos miembros del panel querían que así fuera, pero daba miedo de que eso hiciera que muchos países se retractaran. Philippe Sands, del University College London, que copresidió el panel, lo explica: el ecocidio contempla “una definición que capta los actos más atroces, pero no capta el tipo de actividad diaria que causa un daño significativo al medio ambiente en un tiempo sostenido y a largo plazo y en la que muchos de nosotros, incluido yo mismo, así como las regiones, los pueblos y los países, estamos involucrados".

¿Ejemplos? : los accidentes nucleares transfronterizos, los grandes derrames de petróleo o la deforestación del Amazonas.

Camino a la relevancia. En cualquier caso, el ecocidio será así el quinto crimen de este estatuto siempre que lo firmen al menos dos tercios de los países firmantes del CPI, que a día de hoy son 123. Se han comprometido a apoyarla algunos importantes países, entre ellos Francia, Bélgica y España (lo que significa que el concepto “ecocidio” tendrá mientras tanto efectos en el derecho interno de esos estados) pero aún queda camino hasta sobrepasar los 80. Los expertos y también impulsores de la campaña creen que a medida que se vayan haciendo más evidentes y devastadores los efectos del cambio climático, más miembros del cuerpo jurídico internacional se sumarán a la firma.

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