Esta es la hipnotizante escultura viva que representa al hombre en la historia y que se ha vuelvo viral

Esta es la hipnotizante escultura viva que representa al hombre en la historia y que se ha vuelvo viral
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

Si no la has visto aún no te quedará mucho para encontrártelo por algún rincón de tus redes sociales en los próximos días. Casi sin pretenderlo el coreógrafo Yoann Bourgeois ha conquistado Twitter, ya que decenas de cuentas han subido su último proyecto ganándose la atención de cientos de miles de personas.

El movimiento constante, pendular de varios hombres-estatuas en un bucle infinito, mece nuestros sentidos de la vista y el oído llevándonos casi a un estado narcótico por el que los bailarines casi dejan de parecer humanos y pasan a ser imposibles seres mágicos.

“El hombre en la historia: un intento de acercarse a un punto de suspensión”, así se titula su última obra dentro del ciclo Monuments en mouvement (Monumentos en Movimiento) que Bourgeois lleva años realizando y que ha expuesto su última instalación en el Panteón de París, exactamente en el mismo lugar que está el famosísimo Péndulo de Foucault y dialogando así con el descubrimiento de que la Tierra no deja de girar alrededor del sol.

El artefacto consiste en una escalera circular en movimiento por la que cuatro acróbatas, de gris, simulando ser personajes de la historia, van apareciendo y desapareciendo mientras suben a la cima y se dejan caer sobre un trampolín, generando en su acto unos instantes de suspensión que son al mismo tiempo una imagen de la consagración humana y su fracaso, ya que sabemos que va a terminar intercediendo la fuerza de la gravedad. La acción se repite hasta el infinito con mínimas variaciones.

Es decir, se centra todo el poder visual de la obra en ese momento de poesía suprema, al borde del equilibrio y la caída, por el que comprendemos que, cual sistema mecánico, todo es una oscilación permanente, incluso nosotros mismos. Nuestra historia política no deja de ser el engranaje de un reloj por el que cada 12 horas se acaba de nuevo en el mismo lugar, esclavos como somos al igual que cualquier objeto de la física y del tiempo.

Otras performances del artista tratan una temática parecida, también con ese aspecto de acontecimiento onírico de alto contenido simbólico.

Mientras unos usuarios han querido apreciar un mensaje de eterno retorno, por el cual la historia es siempre la misma, otros interpretan un tono más esperanzador por el que, aunque caigamos, hay que intentar seguir luchando por lograr nuestros objetivos. En cualquiera de los casos, la actuación es por sí misma tan magnética que nos arrastrará al centro de su viaje sin final.

Comentarios cerrados
Inicio