Este precioso corto nos enseña la importancia de eliminar la necesidad de poseer y controlar

Este precioso corto nos enseña la importancia de eliminar la necesidad de poseer y controlar
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Cuantas veces no hemos estado ante una situación donde buscamos tener el control de las cosas, transformando una oportunidad en obsesión a un nivel que termina afectando de sobremanera nuestra percepción. Esto aplica tanto en relaciones personales como en objetos que deseamos mucho y no estamos dispuestos a abandonar.

Un claro ejemplo de esto sería la película 'Up' de Pixar, donde los recuerdos no deja avanzar al Señor Fredricksen, y sólo a través del desapego a los objetos y los recuerdos es cuando se puede seguir adelante. Hoy nos encontramos ante un bello corto animado que también nos sirve de ejemplo para esta situación, la cual suele afectar a millones de personas en todo el mundo.

'Dechen'

Los seres humanos suelen caer en el error de que cuando tenemos la posibilidad de tener algo de nuestra propiedad éste nos pertenece para siempre, esto es más común en relaciones personales y de pareja. Muchos creen que tienen el derecho sobre la otra persona, y esto se manifiesta a través de celos, envidias, renuencia ante la muerte o una ruptura amorosa.

Lo que muy pocos logran entender es que a través del desapego y la dependencia es cuando realmente lograremos estar en paz, tanto con nosotros mismos como con la otra persona, esa necesidad de poseer y controlar es la que termina afectando nuestra conducta y no nos deja transcender como individuos.

'Dechen' es un cortometraje que plantea esto por medio de una bellísima animación tradicional sobre papel, donde nos presentan a un pequeño aprendiz de monje tibetano que posee una pasión por la jardinería. Un día, durante una tormenta rescata a una hermosa flor, lo que hace que piense que al haberla salvado ésta se ha vuelto de su propiedad. Al paso de los días, el pequeño monje se da cuenta que la flor está muriendo sin entender el porqué.

Dechen simplemente no quiere aceptar la situación, lo que lleva a que el monje instructor se vea obligado a intervenir para rescatarlo de sí mismo. La moraleja es simple, hay que aprender a soltar, hay que aceptar que las cosas ni las personas nos pertenecen, hay que entender que el desapego es la mejor forma de vivir en paz. Sin duda es un proceso complicado, pero una vez que lo logramos entender al final nos brindará renovación y crecimiento.

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