Hay gente que nunca experimenta el monólogo interior. Y no entienden cómo podemos vivir así el resto

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Respiramos de forma mecánica, pero en el momento en que nos piden que pensemos en cómo lo estamos haciendo somos incapaces de huir de la autoconsciencia de este acto. Lo mismo nos sucede cuando nos preguntan algo aún más rebuscado: ¿y tú, cómo piensas?

El año pasado @KylePlantEmoji inició un debate en Twitter que inició un terremoto cuyas ondas siguen llegándonos a día de hoy en forma de nuevas discusiones en distintas redes sociales y artículos en la red. Hay gente que tiene diálogos internos narrativos y hay gente que asegura que no, es decir, hay un grupo de personas que no tiene a una camarilla de gente, generalmente con su propia voz, diciéndole cosas todo el día en la cabeza, muy especialmente al final de la noche, para así posponer un poco más el ansiado descanso reparador. Por supuesto, tanto las personas de un bando como las del otro dejaron ver que alucinaban con el modo de ser de sus contrarios.

 Para unos sería una tortura tener la radio siempre activada, mientras que los otros no entendían cómo sería vivir en una especie de agujero negro sonoro.

Por cierto, no es lo mismo que la afantasia, o incapacidad de "imaginar" haciendo imágenes mentales, que es algo que también le ocurre a algunas personas y que ya vimos aquí. Aunque, como veremos más adelante, está relacionado.

Una de las cosas que más señalan los afónicos interiores es que ellos se topan con un problema a la hora de hablar: notan cómo tenían los pensamientos o las ideas a expresar en la cabeza, pero a la hora de convertirlo en un discurso en alto necesitan algo más de tiempo que lo normal para "ordenarse" y "traducir" a palabras lo que querían decir.

Hablar con uno mismo y no escucharse

Dos de las cosas que señalan los expertos son las siguientes: es muy probable que el diálogo interno de muchas personas se inicie en la infancia, cuando los niños repiten las palabras y frases que están oyendo, a modo de fijación pedagógica, y algún adulto les hace ver que pueden repetir esas palabras en su mente, sin decirlas en alto. Ahí empezamos a imaginar con palabras. La otra es que la conversión de las abstracciones a lenguaje nos ayuda a esa esencial tarea del ser humano que es fijar las experiencias y dar una interpretación narrativa del mundo.

Es por estos factores que muchos psicólogos no creen que la gente no hable en su cabeza, sino que simplemente no le prestan atención o tienen formas indefinidas de formar ese runrún, porque somos muy malos describiendo esos procesos mentales. Se ha descubierto que las personas con discapacidad auditiva tienen monólogos internos que involucran señas. También que muchos ven imágenes, una combinación de imágenes y palabras o incluso sienten emociones en sustitución de las palabras. Paradójicamente se cree que las personas con monólogos interiores dialogados más potentes son también los que son capaces de crear imágenes mentales más desarrolladas.

Entonces, ¿cuánta gente tiene monólogo interior y cuánta no? No está claro, se cree que un 90% de personas sí lo hace en algún grado, mientras que un 10% no. Como casi todas las pruebas hechas son de cuestionarios de autopercepción son por ello bastante incompletas, pero un pequeño estudio de 2011 con seguimiento cogió a una muestra de estudiantes y le pidió, en momentos aleatorios, que apagasen los buscas y anotasen qué tipo de pensamiento estaban teniendo en ese momento. 

Resultados: "Los sujetos experimentaban una conversación interna, de media, en el 26% de los casos que les alertamos. Pero había enormes diferencias entre individuos. Algunos nunca reportaron sentir que tenían pensamientos internos y otros reportaban hacerlo durante un 75% del tiempo".

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