Internet es bueno para mí, pero no para la sociedad

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Acaba de salir publicado un estudio de Doteveryone, una compañía británica financiada por diferentes institutos británicos privados y públicos y PwC. En sus encuestas a más de 2.000 ciudadanos representativos de todos los espectros demográficos, ha salido que hasta un 81% de los encuestados cree que internet ha hecho entre un poco y un mucho mejor la vida de “personas como yo”.

Pero, ¿y a la gente que no es como yo? En ese caso la comunicación online ha sido sólo en un 14% “muy positiva” para “la gente”, en un 44% algo positivo y en el resto de los casos les ha dejado igual o peor. Dicho de otra manera, tendemos a pensar que los demás no saben aprovechar internet o peor aún, que tal vez les haya hecho víctimas de bulos y tonterías, cosa que a la gente como yo no le sucede con tanta frecuencia. La red es buena para "yo", el individuo, pero no tan buena para "la sociedad" en su conjunto. Hay más: esta encuesta es una réplica de otra realizada dos años atrás. En ese espacio de tiempo muchos menos participantes que antes piensan que internet les haya ayudado a mejorar sus propias vidas.

Yo contra el mundo. Otro de los fenómenos recientes con los que nos hemos topado en estos días de coronavirus es el policía de la paja en el ojo ajeno. Ha sido habitual encontrarse con personas haciendo fotos de las saturadas calles de su ciudad, criticando a los viandantes… produciéndose la paradoja de que para que esa foto exista la ha tenido que hacer alguien en la calle que luego a criticado a los demás. Todos creemos saber cuál es la verdad sobre el uso de mascarillas. Un amplio porcentaje de gente cree que ha quebrantado las normas del confinamiento en mejor grado que su vecino. La sospecha de la infracción de los demás ha estado muy presente en la ración diaria de angustias por el encierro.

Un poco por encima de la media: según algunos estudios, un 98% de nosotros nos consideramos más “agradables” (altruistas, empáticos, simpáticos) que el 50% de la gente. Esto, obviamente, significa que al menos un 48% de ellos se equivocan. El 93% de los conductores se califica a sí mismo como mejor conductos que el promedio, y algo parecido le sucede a los profesores de universidad, en cuyo caso el 94% de ellos cree ser más excelente que sus compañeros. Las apps de contactos saben que, de tener que puntuarnos a nosotros mismos, diríamos en la mayoría de los casos que somos un poco más guapos de lo que lo somos en verdad.

La automejora: o por qué existe una ilusión por la que nos vemos mejores de lo que somos en realidad. Al tratarse de un tema psicológico tan complejo, los estudios no han podido hacer una demostración empírica de la causalidad, pero sí se maneja una correlación que suena convincente: un sesgo de optimismo que podría librarnos de la baja autoestima y la depresión.

Sí sabemos que las personas que sufren de depresión muestran en mayor frecuencia un síntoma llamado "realismo depresivo" (por el que se ven a sí mismos de forma más realista que el resto de la gente). También contamos con que estas personas tienden a tener una mayor conectividad en su circuito fronto-estriatal, y que la cantidad de conectividad en el circuito fronto-estriatal está inversamente relacionada con la forma en que las personas se ven a sí mismas. Es decir, que a menor conectividad, menor consciencia de sí mismos, mayor nivel de recompensas al estilo de la dopamina y una mayor ilusión de superioridad del sujeto.

Así que, aunque no podemos asegurarlo, hay una hipótesis por la que, cuando alguien se queja de la idiotez de los demás, lo que está haciendo en realidad es protegerse del reflejo en el espejo que muestra su propia imperfección.

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