Japón ha tenido 8.700 viajeros extranjeros en agosto. Sí, has leído bien: 8.700

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El 12 de mayo amanecía el nipón Parque de Nara preñado de cerezos en flor y hermosos ciervos descansando bajo sus ramas. Una estampa bucólica, de un romanticismo insorportable, a la que cada año acudían miles de extranjeros. Este año por primera vez en mucho tiempo la floración no tuvo espectadores debido al estado de alarma decretado por el Gobierno, tal y como estaba sucediendo en el resto del planeta. Era un presagio de la temporada turística que estaba por venir.

8.700 visitantes: esa ha sido la cifra oficial aportada por los funcionarios de los turistas extranjeros que se han trasladado hasta la isla para conocer el país el pasado agosto, en temporada alta. Es un 99.7% menos que el año anterior, cuando superaban los 2.5 millones, lo que da cuenta de la magnitud del mazazo que ha sufrido el sector en estos tiempos. Es la cifra más baja de viajeros desde 1964, pero probablemente lo sea desde más tiempo, pues ese es el año en el que se empezaron a tomar registros. Como consuelo, han sido 3.800 viajeros más que los que llegaron el pasado julio.

Es una cifra bajísima: por comparar, llegaron en junio a España 204.926 turistas de fuera de nuestras fronteras. Aunque también la afluencia de nuestro país es más alta, con una media de 8.8 millones de visitas mensuales, la proporción del colapso es un poco menor que ese 99.7% citado. Fueron la mitad de turistas extranjeros a Japón en agosto que a Cantabria en junio pasado.

La principal razón es que Japón, al contrario que nosotros, mantuvo las restricciones durante el principio de la temporada a pasajeros provenientes de 159 países. Aunque para agosto esos vetos se relajasen, no dieron tanto tiempo a que los potenciales visitantes planeasen una estancia en su lejano territorio. Además, la apertura al turismo coincidió con un repunte de los contagios que pudo haber terminado de persuadir a los extranjeros a no acercarse.

El mazazo ha tenido consecuencias. La economía nipona, el tercer país más rico del mundo, cayó un 3.4% entre el primer trimestre de este año y el primero de 2019. El país que lleva décadas luchando contra el fantasma de la recesión y que ya estaba al borde del precipicio a comienzos de 2020 antes de que todo esto pasase, ha tenido que volver a recurrir al engorde de su pantagruélica deuda, la mayor del planeta.

Nada parará a los Juegos. Según el Comité Olímpico, el 2021 se celebrará la famosa cita deportiva en Tokio "con o sin coronavirus". Según las últimas auditorías Japón se ha dejado 20.000 millones de euros en Tokyo 2020 y el PIB nacional se contraería un 1.5% extra, además de todo lo que va a suponer la pandemia, si los Juegos no se celebrasen. Esta ceremonia, no nos olvidemos, fue el último gran evento mundial en advertir que dejaría de celebrarse ante la catastrófica situación internacional, con un Abe haciendo ruedas de prensa hasta finales de marzo aduciendo normalidad mientras el mundo estaba en llamas. De ahí que haya que tomarse este último anuncio del COI con un grano de sal, por mucho que vaya a sufrir el bolsillo de los japoneses.

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