Listas negras y sanciones penales: la mano dura de Francia contra las empresas anti-teletrabajo

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“Podremos dar sus nombres [de las empresas que no lo permiten]. Si es necesario, podremos sancionarlas. En la lucha contra el coronavirus, cada día [menos de trabajo presencial] cuenta”. Elisabeth Borne, actual Ministra de Trabajo en Francia, lleva una semana haciendo rondas periodísticas para hacer ver que el Gobierno piensa mostrar una mano más dura con todos aquellos que no faciliten en todo lo posible que la gente se quede trabajando en sus casas.

¿Cuál es la situación legal del teletrabajo por crisis sanitaria en Francia? Es una cuestión difícil valorar. El 14 de octubre, y con su nuevo protocolo de salud laboral, todos los empleados de Francia que pudiesen teletrabajar desde casa tendrían que hacerlo. Se marcaban en el texto unos mínimos de días y derechos específicos. Ahora bien, se trata de una norma ambigua, ya que el decreto decía que debía ser así “en todas las actividades que lo permitan”, accediendo a que el empleador tenga más libertad a la hora de decidir si ese trabajo es necesariamente presencial o no.

Cambio de norma: el pasado 29 de enero el Ministerio modificó los requerimientos y ahora son más estrictos. Para empezar, porque "los empleadores pueden ser considerados penalmente responsables" por el incumplimiento de estas reglas. Pero además, la pelota cambió parcialmente de tejado. Con la mediación de los sindicatos, se permitía a los trabajadores que activasen, si así lo solicitaban, un mecanismo de “consulta” que permitiera que se especificase el grado de presencialidad requerida de su puesto. Ahora las empresas tendrían por obligación que definir este grado “con diálogo social”. No todos los trabajadores que lo ansían lo consiguen, según el estudio de Harris Interactive, al 16% de los solicitantes se les negó el teletrabajo en enero, pero sí son más que antes.

La relajación de las empresas: los datos del Ministerio identificaban que, si bien a principios de noviembre, con el inicio del cerrojazo, teletrabajaba el 70% de los “trabajadores que pueden teletrabajar fácilmente”, en enero había caído al 64%. Y eso si hablamos de teletrabajo parcial durante la semana, porque de toda esta gente que puede trabajar en remoto durante todos los días de la semana, hoy lo está haciendo el 30% frente al 45% de meses atrás. “Según nuestros cálculos, 2.5 millones de empleados que podrían teletrabajar no lo están haciendo”, ha dicho Borne.

Toquecito a las oficinas: porque su llamada de atención ministerial está focalizada. Dice que se han encontrado que las que más adherencia están perdiendo a esta práctica son “las firmas y empresas bancarias, aseguradoras y consultoras”. También empresas de trabajo de "comunicación, informática, inmobiliaria y actividades legales”, pero en menor grado que las primeras. Lo de la banca debe ser notorio, según representantes del sector, “si en otoño “la tasa de teletrabajo en los servicios administrativos y back office era de alrededor del 90%, ahora está alrededor del 60%”.

Así que habrá más inspecciones. Un ejemplo concreto: unos inspectores se personaron en la sede del fabricante Laboratoire Native, en París. Sabían que en noviembre cubrían un 40% de funciones de manera telemática, y después de una visita en enero, en febrero, el laboratorio "se animó" a cubrir ahora el 60%. Otro ejemplo, de boca de la ministra: “visité personalmente una pyme la semana pasada que aplicaba un 20% de teletrabajo y gracias a la inspección ahora cumple un 70%”.

¿Y si los trabajadores quieren volver? Según los estudios, son los gerentes los que desean el retorno a las oficinas en mayor grado. Muchos trabajadores se mostraban al principio de la pandemia encantados por el ahorro de tiempo en transporte y el aumento de la productividad por quedarse en casa. Sin embargo, y a medida que pasan los meses, la falta de contacto humano o de espacios diferenciados de ocupaciones afecta a la salud mental de un porcentaje significativo de cotizantes y hace que muchos de ellos ansíen el retorno a estos espacios. De ahí que la nueva normativa francesa también haya tomado esta cuestión en consideración. Si bien las empresas en las que el teletrabajo puede implementarse tienen la obligación de garantizarle al empleado que pueda quedarse en su casa cuatro o más días a la semana, también debe posibilitar que, si el asalariado lo necesita, pueda acudir a las instalaciones al menos uno de cada cinco días laborales.

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