Mal futuro para los alérgicos: las temporadas de polen se han vuelto más largas y un 21% más intensas

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Se acaba de publicar un estudio de la Universidad de Utah en la revista PNAS en el que se han analizado los efectos de 60 estaciones de polen de EE.UU. y Canadá. La conclusión: la temporada polinizadora se inicia, de media, 20 días antes que en 1990, es 20 días más larga y su intensidad media ha crecido un 21%. Es uno de los exámenes más ambiciosos y nutridos hasta la fecha a este respecto.

¿Por qué dura más y es más intensa? Según los científicos, el factor más significativo tiene que ver con los aumentos medios de temperaturas. Los diferentes modelos predictivos climáticos que han aplicado concluyen que al menos la mitad del aumento está relacionado con el calentamiento global porque la creciente concentración de CO2 en atmósfera estimula que las plantas crezcan y se desarrollen.

El exceso de CO2 estresa a las plantas, y éstas, para defenderse, producen proteínas más agresivas, sobre todo allá donde haya más dióxido de carbono, es decir, en los centros urbanos. Ello impulsa el fenómeno de inversión térmica por el que los pólenes no se expanden y se quedan más asentados en la región contaminada, de modo que, de forma indirecta, agravamos nuestra desgracia.

Del texto: "el cambio climático, por sí solo, podría explicar alrededor de la mitad del alargamiento de la temporada de polen y alrededor del 8% del aumento de la cantidad de polen". Se trata de un estudio continental que, aunque es el que más sólidamente puede vincular hasta el momento cambio climático y aumento del polen, no vale para otras regiones. Eso sí, nuestros propios expertos europeos, como la Sociedad Española de Alergología, llevan años teorizando que está ocurriendo esto mismo: “la contaminación, cierto tipo, está haciendo a las sustancias más alergénicas y más agresivas. Ahora tenemos temporadas muchos más largas”, pronosticaba su director.

Más asma, más alérgicos. 1 de cada 3 españoles somos alérgicos, y de nosotros la mitad se debe a los pólenes de las plantas. Las sociedades de alergólogos esperan que esa cifra de alérgicos aumente al 50% de las poblaciones en países desarrollados, y que los cambios en los sistemas inmunes de los más pequeños ya se están manifestando en las consultas pediátricas. Los cuerpos reaccionan a las nuevas amenazas, y de la misma manera que han aumentado las alergias a los animales por el incremento en las mascotas, el aumento de contaminación hace que los niños sean más propensos a las infecciones respiratorias (resfriados, asma) y a más polen más posibilidades de que el individuo reaccione a él.

Productividad: el incremento de la longitud e intensidad de la temporada de alergia es otra fuente más de pérdida de productividad y de salud del individuo que habrá que sumar a la lista de costes negativos que está implicando el cambio climático. Si bien para muchas personas esta dolencia se trata de una molestia sobrellevable, también hay estudios que indican que las personas alérgicas tienden a reportar un menor rendimiento escolar, lo que repercute en sus futuras capacidades económicas. Mientras cambiemos esta tendencia (si es que nos queda margen para hacerlo) habrá que tirar de terapias modernas, humidificadores, buena ventilación o mascarilla, entre otros.

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