Tu próximo abogado o juez podría ser un robot: la inteligencia artificial como vehículo en asuntos legales

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Imagina las tareas típicas de un abogado en su día a día: preparar y estructurar un caso, buscar precedentes legales relevantes, revisar la jurisprudencia, redactar informes o asesorar a los clientes. Ahora imagina a un robot haciendo todo eso. Durante los últimos años, la tecnología ha estado mordisqueando algunos de los límites de la profesión jurídica. Y sí, la idea de que tu próximo abogado sea un robot puede sonar algo descabellada, pero los sistemas de software de inteligencia artificial y machine learning que pueden "pensar" por sí mismos, están siendo utilizados cada vez más por la comunidad legal.

Pero la cuestión aquí es si dejarías en manos de una máquina algo tan importante como puede ser la defensa en un juicio.

Cualquiera pensaría que los abogados de carne y hueso podrían temer un hipotético caso en el que la IA invadiera su territorio. Pero no es del todo así. De hecho, ya hay quienes están felices de que un software rastree y clasifique rápidamente grandes cantidades de documentos. Como el bufete de abogados The 36 Group en Londres, que trabaja en casos penales. Recientemente utilizó IA en un complejo juicio por asesinato. El caso implicó la necesidad de analizar rápidamente más de 10.000 documentos. El software hizo la tarea cuatro semanas más rápido de lo que les hubiera costado a los humanos, ahorrando 60.000 euros en el proceso.

Ya hay más de otros 300 bufetes de abogados en 55 países utilizando esta tecnología. Y es que la IA no sólo sirve para clasificar pruebas documentales, ahora también puede ayudarlos a preparar y estructurar su caso, y buscar precedentes legales relevantes. En Deloitte Legal, su sistema de software TAX-I puede analizar datos judiciales históricos para casos similares de apelaciones fiscales. La firma asegura que puede predecir correctamente cómo se determinarán las apelaciones el 70% de las veces.

De impugnar multas a protección legal plena

Pero lo que sin duda ha hecho catapultar toda esta nueva realidad ha sido el invento de Joshua Browder, de tan solo 24 años. Su proyecto: DoNotPay. Algunos lo describen como “el primer abogado robot del mundo”. En realidad, empezó siendo un modesto programa automatizado que ayudaba a las personas a impugnar las multas de aparcamiento. Un bloguero de Reddit habló de ello y, casi de la noche a la mañana, DoNotPay pasó de unas escasas 10 personas que lo usaban a la friolera de 50.000 usuarios.

Seis años después, esta suerte de robot ayuda en más de 100 áreas diferentes de derechos del consumidor. Básicamente, solo tienes que decirle al chatbot cuál es tu problema o cómo apelar ante cualquier caso y él mismo te sugiere cómo redactar cartas legales y cuál cree que es el mejor lenguaje legal para usar. ¿Y quién no necesita nunca algo de ayuda en estos casos? Ya sea en disputas de servicio al cliente como compensación de vuelos de aerolíneas o cancelación de suscripciones o demandando compañías en tribunales por reclamos menores.

Por ejemplo, después de que la cadena de gimnasios 24 Hour Fitness se declarara en quiebra, más de 1.000 usuarios enviaron solicitudes de cancelación a través de DoNotPay en solo un día. Desde su creación, la aplicación se ha extendido por el Reino Unido y los EEUU y su valoración ha pasado a ser de 70 millones de euros. ¿La forma en que la plataforma gana dinero? Cobrando a los usuarios 3 euros al mes.

Dar el paso en los tribunales

Ahora, eso sí, el panorama cambia bastante cuando tu necesidad no es la reclamación de una factura, si no la defensa en un juicio penal. El bufete de abogados Doogue O’Brian George ya se ha lanzado a la piscina con un abogado robot en Melbourne, Australia, para ayudar a las personas a brindarles asesoramiento legal antes de representarse a sí mismos en los tribunales. Cuando se le imputa un cargo, el acusado puede simplemente iniciar sesión en el sistema y proporcionar su información personal, así como detalles sobre el delito.

Abogado robot

Una manera de ayudar a aquellas personas que no pueden o se sienten incómodas al hablar y dan respuestas monosilábicas al magistrado cuando tienen una historia que deberían estar contando. Y que, como resultado, sus casos son ignorados, sufriendo consecuencias que podrían haber disminuido o desaparecido. Para que os hagáis una idea: el 63% de estos casos no duran más de cinco minutos y el 26% duran dos minutos o menos.

Y es que incluso un robot podría hacer las labores de juez. Antes del Covid, países como Brasil tenían un retraso judicial de más de 100 millones de casos, y no existía la posibilidad de que jueces y abogados se deshicieran de una carga de casos de ese tamaño. Si un sistema de inteligencia artificial pudiera predecir con mucha precisión (al menos un 95% de probabilidad) el resultado de las decisiones judiciales, tal vez podríamos empezar a valorar estas predicciones como determinaciones vinculantes, especialmente en países que tienen obstáculos considerables.

Si bien esto puede ser una mala noticia para los abogados del mañana, podría ser una suerte para los clientes, en particular para aquellos que tienen problemas para pagar la asistencia legal. Muchos de los que no pueden pagar un abogado ya están renunciando a su día en la corte o gestionando reclamos legales por su cuenta, a menudo con malos resultados. Si la automatización significa que un abogado abrumado tenga tiempo para aceptar más casos de clientes, o que los clientes ahora puedan permitirse contratar a un abogado, todos saldrían ganando.

Por supuesto, el robot es solo un punto de partida para combatir estos desafíos y no deberían usarse como un sustituto de la asistencia legal completa. De momento. Pero, será, sin duda, un punto de partida para conocer cómo podría ser la profesión jurídica en el futuro.

Imagen: Pexels

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