La primera reclamación de un cliente de la historia tiene 4.000 años (y es igualita que las de ahora)

Reclamacion
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Una versión anterior de este artículo se publicó en 2018.

Todos hemos podido estar tan enfadados con el servicio de una empresa que nos hemos resuelto a poner una hoja de reclamaciones. Alguno que otro es capaz de espetar en los comentarios de la web y en redes sociales el mal trato con el que nos han proveído. Ahora imagínate el cabreo que debería tener alguien contra algún comerciante como para dejar constancia de sus agravios tallándolo en piedra.

Resulta que entre las joyas arqueológicas del Museo Británico se encuentra una de lo más peculiar, la que se considera hasta el momento la primera reclamación de un cliente de la historia. Nanni será recordado como el primer comprador capaz de exigir una compensación por un servicio insuficiente que va más allá de las meras palabras, que pretendía mostrar la determinación de su queja con su gesto hercúleo: horas tallando una tablilla de arcilla para después cocerla, enviarla y pedirla de vuelta para guardarla en su casa en recuerdo del incidente.

Allá por 1750 a.C. (es decir, hace 3.800 años) Nanni se las vio con el vendedor de cobre Ea-nasir, que viajaba al Golfo Pérsico y traía de las peligrosas zonas la materia para venderla en Babilona, la rica ciudad en la que vivía nuestro protagonista. Tallada en escritura cuneiforme y escrita en acadio, conservamos el objeto gracias a las buenas condiciones en las que se halló en su hogar. El experto en cultura asiria Leo Oppenheim lo traduciría al inglés en 1967. Esto dice el pequeño documento.

Dile a Ea-nasir que Nanni le envía el siguiente mensaje:

Cuando llegaste, me dijiste lo siguiente: "Le daré a Gimil-Sin (cuando venga) lingotes de cobre de buena calidad". Te fuiste pero no me diste lo que me prometiste. Pusiste ante mi mensajero (Sit-Sin) unos lingotes que no eran buenos ante y dijiste: "Si los quieres los tomas, si no los quieres, ¡vete!".

¿Quién te crees que soy para tratarme con tanto desprecio? He enviado como mensajeros a caballeros como nosotros para recoger la bolsa con mi dinero (que te había depositado), pero me has insultado enviándolos de vuelta con las manos vacías varias veces, y eso a través de territorio enemigo. ¿Existe algún otro comerciante de los que comercian con Telmun que me haya tratado de esta manera? ¡Únicamente tú tratas a mi mensajero con desprecio! A causa de esa (insignificante) mina de plata que te debo te sientes libre de tratarme de esa manera, mientras yo he entregado al palacio en tu nombre 1080 libras de cobre, y umi-abum ha dado asimismo 1080 libras de cobre, aparte de lo que ambos hemos escrito en una tablilla sellada para guardar en el templo de Samas.

¿Has visto cómo me has tratado por ese cobre? Has retenido mi bolsa de dinero en territorio enemigo; ahora depende de ti devolverme mi dinero en su totalidad.

Ten en cuenta que (a partir de ahora) no aceptaré que me vendas ningún cobre que no sea de buena calidad. De ahora en adelante tendré yo que seleccionar y tomar los lingotes individualmente en mi propia finca, y ejerceré contra ti mi derecho a rechazarte por el desprecio con el que me has tratado.

La Protesta

Casi 4.000 años y unos siguen racaneando en calidad y los otros diciendo "con quién te crees que estás hablando". Para muchas cosas seguimos sin evolucionar ni un ápice.

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