El próximo minuto tendrá 59 segundos: la lógica científica para acortar nuestra medición del tiempo

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"Ojalá el día de hoy terminara antes", dijo nuestro yo interno una vez.

En la vida hay cosas inamovibles, que siempre van a estar ahí pase lo que pase y que ya hemos adoptado como realidades seguras: vamos a morir, hay que pagar impuestos, 2+2 son cuatro, el día dura 24 horas y cada hora tiene 60 minutos. Pero, ¿y si en realidad la naturaleza nos estuviera pidiendo a gritos que cambiemos lo que creemos absoluto?

Eso es lo que piensan los científicos del Laboratorio Nacional de Física de Reino Unido, que consideran acortar el minuto a solo 59 segundos. ¿La razón? Los días son cada vez más cortos dado que se ha acelerado el movimiento rotatorio de la Tierra y estamos usando mediciones de tiempo equivocadas. Algunos pensarán: ¿y qué importancia tiene un segundo arriba o un segundo abajo? La realidad es que puede tener consecuencias brutales, como la caída masiva de las redes más importantes del planeta.

Días más cortos. Asistimos a un año marcado por días mucho más cortos y ya llevamos varios acumulados en los que la Tierra gira más rápido. Concretamente, en 2020 los datos recogidos por los relojes atómicos reflejaron que al menos 28 días fueron más rápidos de lo normal, siendo el 19 de julio el más corto de ellos con 1,4602 milisegundos menos. Y se prevé que 2021 tenga aproximadamente 19 milisegundos menos que un año típico, con un déficit diario promedio de 0,05 milisegundos.

No es la primera vez que los "observadores" de relojes del mundo juegan con el tiempo. Desde el desarrollo del reloj atómico en los años 60, ya se han añadido 27 veces "segundos intercalares" para compensar la desaceleración de la rotación. Desde 2016, la Tierra ha comenzado a girar más rápido de lo habitual y ahora deberíamos actuar de manera inversa: añadiendo un "segundo intercalar negativo".

¿Marca una diferencia? Muchos se preguntaran entonces si estas pequeñas porciones de segundos individuales tienen un impacto real. La verdad es que para el ciudadano de a pie no muchas, pero para los científicos y el uso de instrumentos tecnológicos hay diferencias que deben tenerse en cuenta. Algo tan simple como un reloj que se pone solo y añade el segundo extra o parcial faltante cada medianoche podría estar restando valor a funciones vitales tecnológicas, pero también tener consecuencias catastróficas.

En 2012, asistimos a la caída de muchos servidores en Internet, entre los que se incluían las plataformas conocidas como Reddit, Yelp, LinkedIn, sistemas operativos como Linux y varios software como Mozilla. Bien, pues el motivo de estos fallos masivos fue la adición de un "segundo intercalar" en nuestros relojes.

¿Cómo puede ser? Parte de la explicación se debe a que la mayoría de los lenguajes de programación tienen un cronometraje muy rudimentario junto con un hardware de reloj primitivo dentro de los propios ordenadores. Para tener acceso al "tiempo real", los ordenadores se ajustan a los servidores de cronometraje global.

Por eso, cuando cambia la hora, los móviles se actualizan automáticamente y no tenemos que ponerlos en hora como hacíamos con aquellos relojes de pared en el pasado. Es entonces cuando el reloj de un ordenador puede creer equivocadamente el tiempo real tras añadirle un segundo consecutivo. Los datos, que se mueven a una velocidad de millones de bytes por segundo, creen no llegar a tiempo pero en realidad sí lo hacen. Es como empezar a subir al siguiente escalón y descubrir que ya se está arriba: es probable que se tropiece un poco.

El causante. Pues nadie más que la naturaleza misma. La Tierra se ve afectada por las leyes de la ciencia. Según precisan los científicos del Servicio Internacional de Sistemas de Referencia y Rotación de la Tierra (IERS), desde la luna hasta el sol, y factores como la forma de la Tierra misma o el movimiento de las mareas afectan a nuestro movimiento rotatorio. Los científicos del IERS calculan la velocidad exacta de la rotación midiendo el momento exacto en que una estrella fija pasa por una determinada ubicación en el cielo cada día. Esa medida se denomina Tiempo Universal (UT1).

Después, ese UT1 se compara con el Tiempo Atómico Internacional (TAI), una escala de tiempo de alta precisión que combina la hora dada por 200 relojes atómicos mantenidos en laboratorios de todo el mundo. La duración real de un día se expresa mediante la desviación de UT1 del TAI durante 24 horas.

Un caso único. No obstante, los científicos se enfrentan a una hazaña complicada. Primero, porque hemos visto la tendencia en las últimas décadas de una rotación más lenta. Pero desde hace menos de 10 años, un incremento de la velocidad.  Lo que podría significar cambiar la política del segundo intercalar: sumar y restar un segundo, según el año.

De momento, tendremos que esperar hasta 2023, cuando tiene lugar la Conferencia Mundial de Radiocomunicaciones de 2023 para saber si finalmente se reducirá ese segundo. Aunque los expertos ya avisan de que este proceso se llevaría a cabo de forma paulatina para evitar el colapso de muchos sistemas, como ya hemos visto lo que ha sucedido en el pasado.

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