Por qué en la India se están erigiendo cada vez más estatuas y templos en honor al asesino de Gandhi

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Si las cosas siguen según lo planeado, es posible que veamos un futuro en el que los indios sean más proclives a venerar al hombre que mató a Gandhi en lugar de al padre de la independencia de su país y el símbolo mundial de la resistencia pacífica.

Quién es Nathuram Vinayak Godse: el hombre que pegó tres tiros al Mahatma en enero de 1948. Era miembro de la organización hindú paramilitar Rashitriya Swayamsevak Sangh, y tras un juicio fue condenado a la horca. Como buen miembro de la RSS, pensaba que Gandhi, al aceptar la partición de Pakistán y defender los derechos de los musulmanes (aunque su proyecto final era el de una sociedad laica), había traicionado a su pueblo.

12 estatuas a Godse. También varios templos hindúes históricos se están reconvirtiendo para venerar su figura. En 2019 el gobierno del Estado de Uttar Pradesh propuso cambiar el nombre de Meerut a “Ciudad Godse”. Y la mayoría de estos gestos han ocurrido en los últimos tres años, tiempo en el que también es cada vez más habitual ver que jóvenes extremistas vandalizan cuadros y estatuas en honor a Gandhi. The Guardian se acercó a Gwalior, a 200 millas al sur de Delhi, a la inauguración de Godse Gyan Shala, una biblioteca y “centro de conocimiento” en honor al asesino, donde el discurso fue un poco más ponderado, pintándolo como un patriota incomprendido, que probablemente también sufrió al matar a ese hombre tan importante, pero sabiendo que en el fondo había cometido el mal necesario al acabar con su vida.

La “revolución azafrán”: en honor al color de las túnicas que llevan los fundamentalistas del BJP, el partido hindú que lleva desde 2014 dominando la realidad política del país y habiendo revalidado el mandato de Modi en 2019. Esa fue la primera ocasión desde la liberación del país que un partido renovaba por segunda vez una mayoría absoluta. Su ideología, la hindutva, se contagia y están cómodos. Entre las consecuencias, la reciente ley de ciudadanía que, según sus adversarios políticos y algunos observadores internacionales, va en contra de las raíces del estado laico y persigue a los musulmanes. Entre 2015 y 2018 ha habido decenas de muertes en el país a manos de turbas violentas, y en la mayoría de casos sus víctimas profesaban la fe musulmana.

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