¿Revolución tras la pandemia? Qué podemos aprender siglos después de la Revuelta de los campesinos de 1381

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Como experta en Europa medieval, he dado clases sobre la peste bubónica y cómo fue uno de los detonantes de la Revuelta de los campesinos de 1381 en Inglaterra. Ahora que en Estados Unidos se están experimentando disturbios generalizados en medio de la pandemia, veo algunas interesantes similitudes con los levantamientos del siglo XIV.

La muerte de George Floyd ha desencadenado protestas alimentadas por una combinación de brutalidad policial, una pandemia que ha provocado la pérdida de millones de empleos y siglos de discriminación racial y desigualdad económica.

"Cuando la gente está en quiebra y no parece haber ayudas, no hay liderazgo y no hay claridad sobre lo que va a pasar, se crean condiciones para que aumente la ira, la rabia, la desesperación y la desesperanza", afirmaba el experto en estudios afroamericanos Keeanga-Yamahtta Taylor al New York Times.

La Inglaterra medieval puede parecer muy distante respecto a los Estados Unidos en la actualidad y también es cierto que los trabajadores estadounidenses no están sujetos a los señores feudales, cuando los campesinos eran forzados a trabajar para sus terratenientes. Sin embargo, la Revuelta de los campesinos también surgió como una reacción tras siglos de opresión hacia las clases más bajas de la sociedad.

Tal y como ocurre hoy en día, la mayoría de la riqueza estaba en manos de una clase elitista que comprendía alrededor del 1% de la población. Cuando se empezó a propagar una enfermedad mortal, se pidió a los más vulnerables e indefensos que hincaran el codo mientras seguían enfrentándose a las dificultades económicas. Los líderes del país se negaron a escuchar sus peticiones.

Pero llegó el día en el que los campesinos decidieron luchar por sus derechos.

Exigiendo mejores sueldos

Las cartas y tratados de la época que han sobrevivido expresan sentimientos de temor, duelo y pérdida; las cifras de muertos de la plaga del siglo XIV fueron catastróficas y se estima que entre un tercio y la mitad de la población europea falleció durante el primer brote.

La pérdida masiva de vidas humanas supuso una inmensa escasez de mano de obra. Los registros ingleses describen campos sin cultivar, pueblos vacíos y ganado desatendido deambulando por campos desolados.

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Los trabajadores ingleses que habían sobrevivido no tardaron en darse cuenta de su nuevo valor y comenzaron a hacer presión para obtener mejores salarios. Algunos campesinos incluso comenzaron a buscar empleos más lucrativos más allá de la tenencia feudal, lo que significaba que los campesinos se sentían capaces de abandonar el empleo de sus señores feudales.

En lugar de acceder a las demandas, el rey Eduardo III hizo justo lo contrario: en 1349 congeló los salarios a los niveles anteriores a la plaga y encarceló a cualquier segador, podador u otro trabajador al servicio de una finca que abandonara su empleo sin causa justificada. Dichas ordenanzas aseguraban que los terratenientes de la élite conservaran su riqueza.

Eduardo III promulgó sucesivas leyes para asegurar que los trabajadores no aumentaran sus ingresos. A medida que Inglaterra se enfrentaba a los subsiguientes brotes de la plaga, y mientras la escasez de mano de obra continuaba, los trabajadores comenzaron a exigir un cambio.

Hasta aquí hemos llegado

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En teoría la razón de la Revuelta Campesina fue el anuncio de un tercer impuesto de capitación en un periodo de 15 días. Debido a que este tipo de impuestos son un impuesto fijo que se aplica a cada individuo, afecta mucho más a los pobres que a los ricos. De manera similar a las protestas que estallaron tras la muerte de Floyd en Estados Unidos, la Revuelta de los campesinos fue en realidad el resultado de expectativas frustradas y tensiones de clase que habían estado cocinándose a fuego lento durante más de 30 años.

Las cosas finalmente llegaron a su momento crítico en junio de 1381, cuando, según estimaciones medievales, 30.000 campesinos irrumpieron en Londres exigiendo ver al rey. El séquito estaba liderado por un antiguo soldado vasallo llamado Way Tyler y un predicador itinerante y radical llamado John Ball.

John Ball simpatizaba con los lolardos, una secta cristiana considerada herética por Roma. Los lolardos creían en la disolución de los sacramentos y en la traducción de la Biblia al inglés desde el latín, lo que haría que el texto sagrado fuera accesible para todos, disminuyendo el papel interpretativo del clero. Ball quería llevar las cosas aún más lejos y aplicar las ideas de los lolardos a toda la sociedad inglesa. En resumen, Ball pedía un cambio completo del sistema de clases y predicaba que, dado que toda la humanidad descendía de Adán y Eva, la nobleza no podía probar que su estatus era superior al de los campesinos que trabajaban para ellos.

Con la ayuda de trabajadores simpatizantes de Londres, los campesinos entraron a la ciudad y atacaron e incendiaron el Palacio de Saboya, que pertenecía al Duque de Lancaster. A continuación asaltaron la Torre de Londres, donde mataron a varios clérigos prominentes, incluyendo al arzobispo de Canterbury.

Gato por liebre

Para calmar la violencia, Ricardo II, el sucesor de Eduardo III de tan sólo 14 años, se reunió con los furiosos campesinos a las afueras de Londres y les presentó una carta sellada declarando que todos los hombres y sus herederos serían "de condición libre", lo que significaba que se eliminarían los lazos feudales que los mantenían al servicio de los terratenientes.

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Aunque al principio los rebeldes se sintieron satisfechos con la premisa, las cosas no terminaron bien para ellos. Cuando el grupo se reunió con Ricardo II al día siguiente, ya sea por error o de forma intencionada, Wat Tyler fue asesinado por uno de los hombres de Ricardo II, John Standish. El resto de los campesinos se dispersaron o huyeron, según el informe de un cronista medieval.

Para las autoridades era su oportunidad de atacar. Enviaron justicieros a los campos de Kent para encontrar, castigar y, en algunos casos, ejecutar a aquellos que habían sido declarados culpables de liderar el levantamiento. Detuvieron a John Ball, quien fue ahogado y descuartizado. El 29 de septiembre de 1381, Ricardo II y el parlamento declararon nula y sin efecto la carta que liberaba a los campesinos de su tenencia feudal. La gran brecha de riqueza entre los niveles más bajos y los más altos de la sociedad no desapareció.

Los trabajadores estadounidenses de clase baja obviamente cuentan con derechos y libertades que los campesinos medievales no tenían. Sin embargo, dichos trabajadores se encuentran a menudo atados a sus trabajos porque no pueden permitirse ni siquiera una breve pérdida de ingresos.

Los escasos beneficios que algunos trabajadores esenciales obtuvieron durante la pandemia ya están siendo despojados. Amazon recientemente dejó de pagar los 2 dólares de complemento de seguridad que había estado pagando a sus trabajadores y anunció planes para despedir a los trabajadores que no vuelvan al trabajo por temor a contraer el coronavirus. Mientras tanto, entre mediados de marzo y mediados de mayo, el director general de Amazon, Jeff Bezos añadió 34.600 millones de dólares a su patrimonio.

Parece que las disparidades económicas del capitalismo del siglo XXI, donde el 1% de los ricos poseen más de la mitad de la riqueza mundial, están empezando a parecerse a la disparidad económica de la Europa del siglo XIV.

Cuando las desigualdades en los ingresos se vuelven tan marcadas y cuando dichas desigualdades se basan en una opresión a largo plazo, tal vez el tipo de disturbios que estamos viendo en las calles en 2020 sea inevitable.

Fotos: The British Library, Westminster Abbey 

Autora: Susan Wade, profesora asociada de Historia en el Keene State College.

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón.

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