Por qué dejé mi trabajo y mi ciudad para dar la vuelta al mundo

Por qué dejé mi trabajo y mi ciudad para dar la vuelta al mundo

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Por qué dejé mi trabajo y mi ciudad para dar la vuelta al mundo

Dejarlo todo para viajar por el mundo, he aquí el sueño de muchos que no logran hacerlo real jamás. Pero existen muchas personas (más de las que pensamos) que se atreven a romper con el día a día y la monotonía para cumplir sus sueños. Es el caso de Adrian y Gosi, un matrimonio que hace unos años se arriesgaron y dejaron sus trabajos para viajar por el mundo. La experiencia fue tan gratificante que lo volvieron a hacer... Con su hija de año y medio como nueva compañera.

Dar la vuelta al mundo en mochila (solo o con acompañante) parece algo muy difícil, pero lo cierto es que es más simple de lo que parece a primera vista.Tan solo se necesitan ganas, dejar el miedo de lado y un presupuesto que no supera los 7.000 euros. La clave está en saber distribuir cada uno de los gastos y aprovecharse de las plataformas que ofrecen alojamiento gratis o muy bien de precio (los albergues son un ejemplo).

El lujo no está presente pero las ganas de conocer rincones, nuevas culturas y paisajes totalmente opuestos a lo conocido hasta ahora es más atractivo que el dormir en una suite de cinco estrellas. Y es que los sonidos salvajes de la selva o la aurora boreal como telón de fondo a menudo apetecen más que el alojarse en un hotel con todas las comodidas habidas y por haber.

La vuelta al mundo en 8 meses

Dar la vuelta al mundo en dos ocasiones es más barato de lo que uno piensa, y así nos lo demuestran Adrian Rodriguez y Gosi, un matrimonio compuesto por un gallego y una polaca que decidieron dejarlo todo en 2011 y sumarse a la aventura. Hace poco que volvieron de su segunda vuelta al mundo con la pequeña Daniela, su hija, y lo están explicando todo en su canal de Youtube a modo de 80 capítulos.

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Gosi y Adrian durante su última estancia en Nueva York (Foto: Facebook Molaviajar)

"La improvisación fue parte fundamental de nuestro viaje", Adrian Rodriguez de Molaviajar

6.400 euros por persona. Esa cifra es la que necesitó la pareja para dar la vuelta al mundo en 2011 con 8 meses por delante. Durante ese tiempo visitaron Londres, India, China, Malasia, Tailandia, Camboya, Vietnam, Laos, Australia, Nueva Zelanda y USA. Lo que más les sorprendió a su llegada fue el darse cuenta que se habían gastado la mitad que sus amigos en Madrid, éstos trabajando los 5 días de la semana y sin viajes de por medio. Para explicarlo todo de manera resumida y mostrar al mundo su gestión de gastos, crearon un cuadro simple y sencillo donde diseccionaron cada una de las salidas de dinero a través de su blog Molaviajar.

Tabla Vuelta Al Mundo Molaviajar

Todo empezó en su primer viaje por el Sudeste Asiático. "Viajamos durante 5 semanas y por aquel entonces nos pensábamos que nos íbamos una eternidad. Pero en pleno viaje conocimos a gente de todos los países que llevaban meses y años dando la vuelta al mundo". ¿Cómo se lo pagaban? Esa es la primera pregunta que le viene a la mente a la mayoría de personas, pero lo cierto es que viajar de mochilero es muy barato y te permite hacerlo durante meses. "La espina de dar la vuelta al mundo se nos quedó clavada. La gente te abría la mente, te explicaba cómo lo hacía y al llegar de nuevo al trabajo éramos incapaces de estar más de un año en el mismo. Lo dejamos todo y emprendimos el viaje que tanto soñamos".

"Viajar con niños es posible por eso la segunda vuelta al mundo la hicimos con Daniela, nuestra hija de año y medio"

Mientras que los billetes de avión representaron 2.340 euros por persona, los gastos que destinaron al alojamiento tan solo fueron de 500 euros. ¿La manera de lograrlo? A través del Couchsurfing, una plataforma sin ánimo de lucro que pone en contacto a viajeros de todo el mundo para proveerles alojamiento gratis. Un intercambio de hospitalidad y servicios de redes sociales. Fue tan bueno el recuerdo que años más tarde repitieron la experiencia con un nuevo miembro de la familia, su hija Daniela. Lejos de pensar que cuando se tienen hijos uno no puede viajar durante un tiempo, ellos querían demostrar que no es cierto.

"Viajamos con la niña para demostrar que el viajar con los más pequeños es algo muy bonito y la experiencia familiar es perfecta". Eso sí, la manera en que se viaja cambia (como no podía ser de otro modo). "Evitamos algunos países que ya habíamos estado en la primera vuelta al mundo así como el hacer autostop o dormir en cualquier casa. Es un viaje distinto pero igual (o más) gratificante", dice de manera contundente Adrian.

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La familia al completo durante su conquista en Japón (Foto: Facebook de Molaviajar)

"Dar la vuelta al mundo te cambia la vida, estás en contacto con personas muy interesantes, de otras culturas que te hacen verlo todo de manera distinta. Es una experiencia muy gratificante a la que no podemos sacar nada negativo, solo aspectos positivos", nos comentaban en la entrevista.

Into the wild, la historia más famosa

"La felicidad solo es real cuando es compartida", frase sacada del diario personal de Christopher McCandless

Quizás el nombre de Christopher McCandless no dice nada de buenas a primeras, pero si lo enlazamos a que su historia fue quién inspiró al libro, y más tarde a la película, Into the wild (Hacia rutas salvajes) la cosa cambia. Su personaje ha hecho que muchos hayan querido seguir sus pasos y adentrarse a conocer mundo con la única ayuda de los otros seres humanos. Valerse por sí mismo y prepararse a las adversidades que la naturaleza nos tiene preparados es algo que nos enseñó su persona. Aunque con un final trágico, lo cierto es que el autobús donde vivió su último tramo ha servido como punto de inflexión para los que buscan lograr los mismos objetivos (aunque con final feliz). Bajo el pseudónimo Alexander Supertramp, Christopher donó sus ahorros al terminar la Universidad -unos 25.000 dólares- y empezó a viajar por Estados Unidos. Después de varios años recorriendo distintos estados y alternando épocas de trabajo con otras de soledad absoluta, decidió adentrarse en Alaska donde vivió el lado más amargo de su viaje y murió por inanición.

Into The Wild Wallpaper
Imagen promocional de la película 'Into the wild'

La historia de Christopher ha inspirado a miles de personas soñadoras, pero lo cierto es que también ha recibido muchas críticas. Los habitantes de Alaska han juzgado con los años su lado romántico y aventurero alegando que si hubiese tenido un mapa a mano, hoy en día su final habría sido distinto. Y es que Christopher ignoraba la existencia de un vagón colgante a 400 metros de donde no pudo cruzar el río Teklanika, además de la presencia de cabañas abastecidas con suministros de emergencia seis millas al sur del autobús (aunque estas últimas estaban destruidas y los suministros estropeados). Según Peter Christian, guardabosque del Alaskan Park,

Estoy continuamente expuesto a lo que yo llamo el ‘Fenómeno McCandless’. Son casi siempre jóvenes los que vienen a Alaska para desafiarse a sí mismos contra un paisaje desierto, donde el acceso es difícil y las posibilidades de rescate son prácticamente inexistentes. […] Cuando usted considera lo que hizo McCandless, desde mi perspectiva, se ve rápidamente que fue simplemente tonto y desconsiderado. Primero, empleó muy poco tiempo en el aprendizaje de cómo era realmente la vida salvaje. Llegó al Stampede Trail incluso sin un mapa del área. Si él hubiera tenido un mapa podría haber salido sin dificultades.

Where the Hell is Matt?

De personas que han dado la vuelta al mundo son muchas (es posible que inspiradas por el espíritu de McCandless o sin él), pero quizás uno de los primeros casos en hacerse viral y marcar tendencia fue Matt Harding. Quizás lo recuerdan por aquel hombre que decidió practicar un extraño baile alrededor de los edificios más emblemáticos del mundo al son de Sweet Lullaby (Deep Forest). De eso ya hace más de 11 años, cuando decidió abrir su propio canal de Youtube y llamarlo Where the hell is Matt?.

Desde entonces sus vídeos han recibido más de 50 millones de visitas y sigue apostando por el baile allá donde va. Quizás Matt fue el propulsor de marcar la diferencia y enseñarlo al mundo entero para conseguir patrocinadores y hacer de un hobby su profesión: desde entonces son varios los que han puesto en practica su método y han logrado vivir de ello.

Nacho Dean y su vuelta al mundo a pie

Dar la vuelta al mundo puede variar mucho dependiendo de la manera en que uno lo hace: el método de transporte, la filosofía o el ser distinto hacen que unos casos destaquen por encima de los demás. Uno de los más sonados y que más se está hablando en los últimos meses es el de Nacho Dean, un joven malagueño que lo dejó todo para surcar los países a pie. ¿La razón? Concienciar al planeta del calentamiento global. Después de tres años ha vuelto y está escribiendo un libro para contar su experiencia de primera mano.

Recorrer el mundo con el método de transporte más eficaz y barato: los pies. Con esa única premisa el español no dudó en conocer 31 países y 4 continentes recorriendo 33.000 kilómetros andando. Una proeza que le ha costado tres años de su vida y en los que ha sufrido un atentado, varios atracos y la fiebre chikungunya. Con ‘Jimmy Águila Libre’ como acompañante de fatigas (un cochecito de bebé en el que transportaba su ropa, la tienda de campaña, la cámara fotográfica y el ordenador portátil), este joven de 35 años empezó su andadura para concienciar del cambio climático.

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Nacho Dean (Foto: Facebook Earth Wide Walk)

En según qué países ha pasado miedo y ha tenido más de un susto, por lo que durante todo el viaje estuvo atento y fue muy prudente con cada uno de sus actos. Él mismo lo explicaba hace unos meses en un blog:

En este viaje no puedes ir en plan loco ni hippie porque no llegarás muy lejos: es peligroso y un mínimo desliz te puede salir caro. Conviene calcular bien las distancias entre las ciudades, las cantidades de comida y de bebida que transportas, conocer los números de emergencia, anticipar los visados que necesitas en cada país...

Durante los tres años que duró su periplo requirió 11 pares de zapatillas (un número no muy elevado si consideramos que cada día caminaba una media de 45 kilómetros al día), lo que significa que cada par tiene una vida de 3.000 kilómetros. "Para dar una vuelta al mundo a pie hay que tener una gran capacidad de adaptación y mucha resistencia, sobre todo, física" comentaba en su propia página web.

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Nacho en plena tormenta Jonás de Estados Unidos (Foto: Facebook Earth Wide Walk)

Mostrar y concienciar al mundo de que el calentamiento global es real, ese era el leit motiv de su viaje. Y con los años y muchos escenarios de fondo ha podido comprobar que es peor de lo que pensaba, "el calentamiento global es evidente. En estos tres años, solo he pasado frío un mes. (...) Hay basura por todos lados. Las calles están llenas. En India, la gente vive en vertederos" sentenciaba el malagueño en una de sus múltiples entrevistas. Entre sus mensajes que escribía a diario en su página web nos quedamos con esta conclusión,

Cuando no tienes nada, salvo un carrito, y te pasas los días, los meses, los años al aire libre, expuesto día y noche a los elementos, sólo te tienes a ti para protegerte y seguir vivo. Porque cuando vives en el confort, el riesgo es divertido, pero cuando tu vida está constantemente en peligro aprendes a tomar precauciones para minimizar ese riesgo. Y es que, para dar una vuelta al mundo a pie no se puede ir de loco, ni de hippie, porque no duras ni un asalto… La vida y el mundo tienen un lado muy bello y romántico, pero otro muy crudo y duro. Cuando recorres el mundo a pie, completamente desprotegido y vulnerable, y experimentas los extremos de ambas caras, vives constantemente conmovido y emocionado. Y lo que hasta entonces creías que era normal, cambia, y tus esquemas se reorganizan. Sin duda hay que tener muchas cualidades para hacer algo así, pero nada de lo que estoy haciendo me hace más hombre ni mejor persona, hombre es aquel que cuida a los suyos y daría la vida por aquellos a los que quiere, no por superar muchos retos te conviertes en mejor persona.

Mom, I'm fine

Cada año son más los que se deciden a emprender el viaje de su vida y se lanzan a hacer locuras dejándolo todo para adentrarse a un viaje que no tiene fecha de caducidad y que no se sabe cómo seguirá durante las próximas 24h.

"Las madres siempre están preocupadas, especialmente la mía. Como me resultaba difícil estar en contacto con ella y con mis amigos decidí, a través de un mensaje positivo, mostrarle que estoy bien".

Con las redes sociales cada caso se ha ido haciendo famoso, tal es así que este 2016 hay un nombre que destaca por encima de los demás, Jonathan Kubben Quiñonez. Él es un joven belga de 27 años que dejó su carrera de modelo para empezar a viajar. Dejando todo atrás hubo una cosa de la que no se pudo desprender: el amor que siente por su madre. Es por eso que allá donde va cuelga una foto donde un cartel reza Mom, I'm fine (Mamá, estoy bien). Todo empezó en su primer viaje a Cuba, donde se dio cuenta que las llamadas eran demasiado caras y no podía malgastar el dinero.

Mom Im Fine 21

Desde entonces ha recorrido Centro América y América del Sur, incluyendo países como Cuba, Costa Rica, México, Panamá, Colombia y Brasil. Sus planes por ahora son volver a Europa y de ahí encontrar la manera de alargar esta aventura que tanto ha triunfado en redes (a día de hoy cuenta con más de 169.000 seguidores en Instagram).

Fotos | Instagram @momimfine, Molaviajar, Earth Wide Walk / Vuelta al mundo a pie, Facebook Molaviajar

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