Crecimiento económico ya no significa más emisiones de CO2: la tendencia al desacoplamiento

Polución
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Históricamente, el desarrollo de los países ha ido acompañado de grandes sacrificios. Sobre todo, medioambientales. Pese a que en las últimas décadas hemos conseguido mejorar la calidad de vida de millones de personas —la esperanza de vida ha aumentado 40 años en un siglo— y la pobreza extrema se ha reducido (algo debatido), este aumento en el bienestar humano impulsado por un rápido crecimiento económico ha ido unido a un gigantesco aumento de las emisiones de CO2 en todo el mundo.

Sin embargo, en los últimos 15 años ha ocurrido algo inusual en la tendencia que veníamos siguiendo: un desacoplamiento. El crecimiento económico ha continuado aumentando radicalmente mientras las emisiones de CO2 han caído. Lo que significa, sin duda, un soplo de aire fresco.

La tendencia se rompe. Entre 1990 y 2019, las emisiones globales de CO2 aumentaron un 56%. Una abultada cifra que corroboraba el pensamiento de que el crecimiento económico está estrechamente relacionado con el aumento del consumo de energía, y el aumento de las emisiones de CO2 en particular. Una idea basada en que un mundo más próspero es uno que necesariamente tiene más impactos en el medioambiente. Pero los últimos años no le dan la razón a este supuesto.

El desacoplamiento. Veníamos de un siglo dominado por el carbón. Lo podéis visualizar en estos detallados gráficos de Our World in Data. Así siguió la tendencia hasta 2013. Sin embargo, desde hace poco más de una década hemos logrado que la energía limpia sea barata, con el precio de la energía solar y los costes de almacenamiento de baterías cayendo 10 veces desde 2009. Lo hemos contado en Magnet.

El mundo produjo más electricidad a partir de energía limpia (solar, eólica, hidráulica y nuclear) que a partir del carbón en los últimos dos años. Y, según algunas de las principales compañías petroleras, el crudo se está quedando atrás no porque nos hayamos quedado sin él para producir, sino porque la demanda está cayendo y las empresas esperan una mayor caída a medida que los consumidores cambian cada vez más a los vehículos eléctricos. Todo esto nos conduce a un desacoplamiento relativo entre el crecimiento económico y las emisiones de CO2.

Los países. Desde 2005, 32 países con una población de al menos un millón de personas han desacoplado absolutamente las emisiones del crecimiento económico, tanto de emisiones terrestres (aquellas dentro de las fronteras nacionales) como de emisiones de consumo (emisiones incorporadas en los bienes consumidos en un país). Esto incluye Estados Unidos, Japón, México, Alemania, Reino Unido, Francia, España, Polonia, Rumania, Países Bajos, Bélgica, Portugal, Suecia, Hungría, Bielorrusia, Austria, Bulgaria, El Salvador, Singapur, Dinamarca, Finlandia, Eslovaquia, Noruega, Irlanda, Nueva Zelanda, Croacia, Jamaica, Lituania, Eslovenia, Letonia, Estonia y Chipre.

Este gráfico realizado por Breakthrough Institute con datos del Banco Mundial ilustra el fenómeno:

Desacoplamiento.
Países que han desacoplado absolutamente las emisiones del PIB entre 2005 y 2019, ordenados por reducción de emisiones territoriales.

En el Reino Unido, las emisiones territoriales se han reducido en casi un 40% y las emisiones de consumo se han reducido en alrededor de un 30%, mientras que el PIB ha aumentado un 22%. En Alemania, en un 15% y 20%, mientras que el PIB crece un 24%. En Francia, se redujeron ambas en un 25% mientras que el PIB se ha incrementado en un 16%. En España, el PIB ha aumentado un 8% y las emisiones territoriales han caído alrededor de un 30%, mientras que las de consumo lo han hecho en casi un 40%. Esto no quiere decir que la emisiones no continúen creciendo año tras año pese al desacople. Lo que sucede es que se crece más económicamente de lo que crecen las emisiones.

Exportar las emisiones a otros países. Algunos expertos argumentan que una de las causas del desacoplamiento son las fugas. Es decir, la deslocalización de la fabricación de países de altos ingresos a países como China. Esto podría haber llevado a caídas "ilusorias" en las emisiones, donde las emisiones asociadas con el consumo de los países ricos simplemente se envían al extranjero y ya no aparecen en contabilidad de emisiones territoriales. De ahí puede explicarse el gran aumento en las emisiones incorporadas en las importaciones de los países en desarrollo entre 1990 y 2005. Sin embargo, después de 2005, los cambios estructurales en China y un mercado interno en crecimiento llevaron a una reversión de estas tendencias: la cantidad de emisiones "exportadas" de los países desarrollados a los países en desarrollo ha disminuido.

Esto significa que, para muchos países, tanto las emisiones territoriales como las emisiones de consumo (que incluyen cualquier emisión “exportada” a otros países) han disminuido en conjunto. De hecho, de media, las emisiones de consumo han estado disminuyendo ligeramente más rápido que las emisiones territoriales desde 2005 en los 32 países mencionados que experimentan un desacoplamiento absoluto. Este gráfico lo ilustra:

Desacoplamiento consumo
Las emisiones de consumo y los cambios del PIB entre 2005 y 2019 para países que experimentan un desacoplamiento absoluto.

El futuro. De estos datos se puede extraer que el modelo económico e industrial de los países está tumbando la idea de necesariamente tenga que existir una ley física que diga que el crecimiento económico —y bienestar humano— estén necesariamente vinculados a las emisiones de CO2. Primero, todos los servicios de los que dependemos hoy que emiten combustibles fósiles (electricidad, transporte, calefacción, alimentos) pueden, en principio, ser reemplazados por alternativas de carbono casi nulo. Y segundo, todos los escenarios de emisiones a largo plazo utilizados por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC) ya contemplan un futuro en este mismo camino.

Con las rápidas reducciones de los costes de las renovables y un pico esperado en las emisiones chinas en los próximos años, es solo una cuestión de tiempo que el desacoplamiento se convierta en la norma general. Y sin embargo el calentamiento global sigue creciendo, lo que demuestra que la lucha contra el cambio climático sigue siendo lenta e insuficiente.

Gráficos: Breakthrough Institute

Imagen: Unsplash

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