Más días de polen y cada vez más intensos: el presente y futuro de los alérgicos es poco tranquilizador

Alergia polen
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El calor y el buen tiempo ya están aquí. Y con ellos, también las alergias. La llegada de la primavera trajo consigo la temporada de alergias para millones de personas en el mundo, ya que los árboles y las plantas en flor liberan pólenes que las provocan. Ahora, este fenómeno está a punto de empeorar. El cambio climático y el calentamiento global están extendiendo esas temporadas y, con ello, los riesgos para la salud.

Ciertas plantas productoras de polen tendrán temporadas de crecimiento más largas e intensas.

El estudio. Para 2100, la cantidad de polen producido durante la temporada de floración podría aumentar en un 40%, según una nueva investigación publicada en la revista Nature. Incluso cuando la sequía y el calor dañan los bosques y las praderas, algunas hierbas, malezas y árboles que producen pólenes que inducen alergias prosperan con el aumento de las temperaturas y las concentraciones más altas de dióxido de carbono, creciendo más y produciendo más hojas.

Evolución. Trabajos anteriores que examinan las tendencias históricas estiman que, de media, la temporada de polen en EEUU llega 20 días antes y dura ocho días más, y libera un 20% más de polen en el aire que hace 30 años. La nueva investigación amplía esta imagen hasta el final del siglo, atribuyendo un aumento del 40% en el polen producido en una temporada que comenzará hasta 40 días antes y se extenderá 19 días más. El escenario más grave, en el que las concentraciones de dióxido de carbono alcanzan más de 2,5 veces su nivel actual, da como resultado una temporada de polen más intensa y prolongada, duplicando las tendencias históricas de los últimos 30 años.

Empieza antes. El nuevo estudio se alinea con lo que el alergólogo John James ha observado de primera mano. Para James, la temporada de alergias se limitaba principalmente a marzo y abril. En los años transcurridos desde entonces, ese patrón ha cambiado. "Los pacientes comenzaron a llegar antes y preguntaban: '¿Por qué mis síntomas duran tanto? Parece que no puedo tomarme un descanso'", explicaba.

Muchos árboles y otras plantas usan la temperatura como una señal, esperando días más cálidos de primavera para programar su floración. En el otoño, muchas malezas producen polen hasta que llega el frío invernal. Los diminutos granos llenan el aire, algunos transportados por insectos y otros simplemente por la brisa para polinizar las flores cercanas. Para los humanos, significará ataques de alergia, asma y visitas a los hospitales.

Amenaza. Las temporadas de polen cada vez más castigadoras son una amenaza para la salud pública mundial, según otros estudios. Los estudiantes con alergias se desempeñan peor que sus compañeros en la escuela; la productividad de los adultos en el trabajo se resiente cuando la fiebre del heno ataca. Mientras, los días en que las concentraciones de polen son más altas se han relacionado con un aumento de casos de asma, con costes asociados tanto para las personas como para los hospitales.

Productividad. El incremento de la longitud e intensidad de la temporada de alergia es otra fuente más de pérdida de productividad y de salud del individuo que causa el cambio climático. Si bien para muchas personas esta dolencia se trata de una molestia sobrellevable, también hay estudios que indican que las personas alérgicas tienden a reportar un menor rendimiento escolar, lo que repercute en sus futuras capacidades económicas. Mientras cambiemos esta tendencia (si es que nos queda margen para hacerlo) habrá que tirar de terapias modernas, humidificadores, buena ventilación o mascarilla, entre otros.

Todos seremos víctimas. La Organización Mundial de la Salud estima que para 2050, la mitad de la población del planeta será víctima de al menos un trastorno alérgico. Actualmente, las alergias afectan del 10 al 30%  de los adultos y hasta el 40% de los niños. Este aumento se debe no solo al aumento de las concentraciones de polen, sino también a las muchas formas en que las sustancias químicas de los contaminantes interactúan con el polen. ¿Qué haremos cuando seamos el 50% de la población? Quedarnos en casa no parece una opción viable.

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