Ducharse con energía nuclear: la solución rusa a los costes de la electricidad pasa por minireactores

Ducha.
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En Pevek, una pequeña ciudad remota de Siberia, los vecinos tienen duchas con calefacción nuclear residencial, algo extremadamente inusual. ¿Qué quiere decir esto? Que la fuente no es el típico reactor con enormes torres de enfriamiento, sino el primero de una nueva generación de plantas nucleares más pequeñas y posiblemente más versátiles, en este caso a bordo de una barcaza que flota en el cercano océano Ártico. En Magnet hemos hablado de estos minireactores.

Y, ahora que los países del mundo se reúnen en Escocia para buscar nuevos modos de mitigar el cambio climático, Rusia ha acogido la nuclear para las tareas de su día a día como una posible solución mientras espera que pueda brindarle una ventaja competitiva.

¿Cómo funciona? La calefacción residencial propulsada por energía nuclear es distinta a las calderas de agua o calefactores que funcionan con energía generada por fuentes nucleares. Este método directo, que se está probando en pequeñas zonas de Rusia y Suecia, hace circular el agua entre una central eléctrica nuclear y los hogares y transfiere directamente a las residencias calor directo de la fisión de átomos de uranio.

Calentar los hogares con energía nuclear también tiene beneficios ambientales, según sus impulsores. Principalmente, se evita el desperdicio de calor que por lo general se escapa en forma de vapor de las torres de enfriamiento cónicas de las plantas nucleares y, en lugar de ello, lo capta para emplearlo en la calefacción residencial, si los clientes quieren.

Una tendencia. El experimento en Siberia podría ser crucial para convencer a los países de que usar energía nuclear para limitar el cambio climático requerirá más que solo generar electricidad, fuente de alrededor de una cuarta parte de las emisiones de efecto invernadero. “Descarbonizar la red eléctrica solo te hará avanzar una cuarta parte del camino. El resto procede de todas estas otras cosas”, explicaba Jacopo Buongiorno, profesor de ciencia nuclear en el Instituto de Tecnología de Massachusetts, en este reportaje de The New York Times.

La pregunta ahora es si la gente se sentirá cómoda usando esta tecnología. Hay empresas en Estados Unidos, China y Francia que están considerando fabricar este tipo de minireactores que ahora están conectados a las plantas de agua de Pevek. Estos reactores pequeños, dijo, también podrían calentar los invernaderos o brindar calor para usos industriales.

Misión: abastecer a los hogares. Pronto también el baño de vapor comunal de Pevek, o banya, también será calentado con energía nuclear. La empresa nuclear estatal rusa, Rosatom, conectó los reactores a las tuberías de calefacción en el barrio en junio de 2020. Ahora está ampliando el servicio de agua caliente a todo el pueblo, que tiene una población de alrededor de 4.500 habitantes.

Los dos núcleos de la planta son enfriados por una serie de bucles de agua. En cada reactor, un primer bucle es contaminado con partículas radiactivas. Pero esta agua no sale de la planta jamás. A través de intercambiadores de calor transfiere calor —y no el agua contaminada— a los otros bucles. En Pevek, uno de esos bucles es el sistema de tuberías que salen de la planta, se dividen y abastecen los hogares de agua caliente.

Más barata. En España, esta tecnología se encuentra en plena retirada, aunque sigue significando el 6,5% de toda la energía instalada. Siempre se ha dicho que es una fuente muy cara. Pero la principal ventaja de este tipo de reactor pequeño una arquitectura novedosa que simplifica las instalaciones de las  plantas nucleares actuales y que permite ahorrar hasta el 80% de hormigón.

Al tener un punto de ebullición mucho más elevado que la temperatura de operación del reactor y sin necesidad de pasar por un proceso de presurización, consigue reducir el coste y los plazos de construcción.

El contrapunto. No obstante, algunos expertos expresan cierta preocupación ante los riesgos potenciales e indican que ha habido numerosos derrames y accidentes en submarinos rusos y soviéticos que emplearon reactores pequeños similares. En 1989 y 2000, por ejemplo, se hundieron submarinos nucleares. "Es tecnología nuclear y el punto de partida debe ser que es peligrosa", explicaba Andrei Zolotkov, investigador en Bellona, un grupo ambientalista noruego en contra de la nuclear.

En el resto del mundo. Rusia es el primero, pero no el único país en desarrollar pequeños reactores civiles. Este mes, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, propuso extender el amplio sector nuclear francés con pequeños reactores, como parte de la solución al cambio climático. China está construyendo otros flotantes basados en el diseño ruso.

Empresas estadounidenses, entre ellas General Electric y Westinghouse, cuentan con alrededor de una decena de diseños listos para empezar a probarse en 2023. En un ejemplo de miniaturización extremo, el ejército de Estados Unidos ha ordenado un reactor suficientemente pequeño para caber en un contenedor; dos empresas, BWXT y X-energy, están en competencia para entregar el dispositivo aeroenfriado. Alemania, sin embargo, ha tomado un curso distinto: el país decidió cerrar todas sus plantas nucleares después del desastre de Fukushima en Japón en 2011.

Imagen: Unsplash

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