Llenar el carrito online y abandonarlo: así se evade la generación Z de su precariedad y de la pandemia

Una joven mira su ordenador portatil en la cama.
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¿Eres de los que se pasan la tarde llenando el carrito online de la compra pero te vas sin realizar el pedido ni tramitarlo? No te preocupes, no estás solo. De hecho, ya hay una tendencia en los jóvenes que han hecho de esta práctica su pasatiempo particular durante la pandemia. Algunos expertos hablan de una terapia autoimpuesta de satisfacción o un método psicológico de liberar dopamina.

Bienvenidos al apasionante pasatiempo de llenar el carrito online y darse el piro.

Una tendencia. Con las tiendas físicas cerradas en mitad de la epidemia y pocas cosas con las que procrastinar, la juventud se ha volcado en aquello que ya hacíamos antes tanto al pasear por centros comerciales como navegando por Internet: llenar carros para nada, esta vez los virtuales. Un análisis reciente de la plataforma de identidad Amperity sugiere que los clientes han creado un 46,8% más de carritos de compras online desde el inicio de la pandemia.

Como una terapia psicológica. La generación Z lo compara a una terapia, un reemplazo a caminar por una tienda o una manera de evitar el aburrimiento. Y es realmente adictivo. “La gente está buscando formas de hacer que su cerebro se sienta mejor. Las investigaciones sugieren que las compras, incluso las compras hipotéticas, tienen un valor psicológico, de ahí el término "terapia de compras". Básicamente porque de vez en cuando te vas a cruzar con algo que realmente ilumina tu cerebro y te emociona”, explicaba el Dr. Scott Bea, psicólogo clínico de la Clínica Cleveland.

Podría decirse entonces que para las personas que sólo llenan el carrito la anticipación de incluso una recompensa potencial (en este caso, un paquete) libera dopamina. Luego, esa dopamina hace que las personas quieran seguir buscando cosas que las hagan sentir bien, por lo que repiten el ciclo.

Se mira pero no se toca. Parte del atractivo de las compras es la emoción de la persecución, y no siempre tiene que llegar el producto a casa para sentirte satisfecho. A veces, encontrarlo entre toda la maraña de Internet ya es suficiente. "Para el consumidor, el acto de colocar artículos en un carrito online tiene efectos positivos. Sólo el proceso en sí, incluso sin una compra final, trae prisa, entusiasmo, anticipación y satisfacción", decía Barbara L. Stewart, profesora del desarrollo humano de la Universidad de Houston.

Incluso, los psicólogos explican que alejarse de los "ofertones" que te piden a gritos sacar la tarjeta de la cartera pero que sabes que no necesitas también puede resultar gratificante y ser una buena estrategia de autocontrol para las compras impulsivas. Cuando un consumidor suma artículos en el carrito y luego lo abandona, puede sentir una satisfacción aún mayor y una especie de 'palmada en la espalda' por haber decidido no gastar el dinero y ser un consumidor inteligente.

Huir del pesimismo. Al final, pasarse horas viendo las últimas incorporaciones en Amazon, Zara o incluso Glovo es una forma divertida de escabullirse de la realidad y del pesimismo que se respira estos meses en los medios de comunicación. Mirar sin comprar puede ayudar a las personas a sobrellevar la situación, pero lamentablemente también puede mantener viva la creencia errónea de que la felicidad está vinculada a lo que se puede comprar.

Algunas jóvenes que lo hacen señalan que lo ven como una forma de alejarse de las redes sociales. "Pasamos el tiempo, solo que en un lugar diferente de Twitter, Instagram o de estar leyendo noticias o algo más deprimente. Y creo que tal vez el solo hecho de pensar en algo nuevo que puede llegar por correo simula un aumento de serotonina", contaba un joven de 26 años en un artículo de la CNBC.

No es del todo malo. Usar carritos como listas de deseos, un “marcador” de favoritos para guardar artículos que te gustan o como recordatorio tiene sus puntos positivos. Los minoristas generalmente no reservan esas unidades ni eliminan esos artículos del inventario hasta que se realizan los pedidos, así que por ese lado no pierden nada. Es decir, aunque el abandono del carrito es algo que los comerciantes abordan con esfuerzos de remarketing con la esperanza de cerrar la venta, no es un evento desastroso de administración de inventario.

En cambio, esta práctica implica que sí se están observando los productos y “estos podrían generar ventas potenciales o atraer demasiado a alguien que no puede resistirse”, explicaba la compañía LiveRecover, que ayuda a las empresas de comercio electrónico a volver a capturar a los compradores que han abandonado sus carritos. Una de las maneras, por ejemplo, es gracias a recordatorios por mensaje de texto a los clientes. ¿Lo malo? Algunas empresas también podrían estar pagando por los anuncios que atraen a estos compradores online y no estar recuperando ese dinero.

¿Soñamos? Es otra punta del iceberg del nuevo panorama comercial. Hace poco hablábamos en Magnet de la tendencia a comprar 15 prendas de ropa para luego devolverlas todas gratis. Como sea, el auge del e-commerce solo ha hecho que elevar a lo más alto una tendencia psicológica vinculada a las personas históricamente: la satisfacción de planificar lo que no se tiene, ni se va a tener. Dicho de otro modo, la locura por las listas que nunca vas a tachar. O el arte de imaginar lo que nunca va a suceder. Y seamos sinceros, nos encanta soñar despiertos.

Imagen: Unsplash

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