Buscamos al fichaje veraniego más cojo de la Historia de la Liga

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Con una caña, acodado en la barra del bar y rodeado de amigotes, ser director deportivo de un club de fútbol parece lo más sencillo del mundo: ficho a este, vendo al otro, subo a aquel del filial y ya tengo un equipazo para hacer triplete sin casi despeinarnos. La realidad es bien distinta, se trata de un trabajo muy complicado en el que si no afinas mucho terminas fichando al pufo de la temporada.

Y mira que hemos visto fichajes malos a lo largo de los años en la Liga española... ¡para escribir un libro! Pero bueno, de momento nos conformaremos con este artículo en el que con vuestra ayuda intentaremos elegir al peor fichaje de la historia de la Liga española de fútbol y luego ya veremos.

Prosinecki: el hombre, el mito, la leyenda

Prosi

Y si hablamos de fichajes malos, siempre sale el mismo nombre: Robert Prosinecki. Pieza clave en el Estrella Roja campeón de Europa de 1991, el entonces presidente del Real Madrid, Ramón Mendoza, sacó la billetera para arrebatarle el yugoslavo a un AC Milan que lo tenía apalabrado.

El presidente blanco quería que Prosinecki fuese el revulsivo de una Quinta del Buitre que se apagaba frente al surgimiento del Dream Team de Cruyff y, a pesar de tener tan sólo 22 años, se convirtió en el jugador mejor pagado de la muy bien pagada plantilla blanca. ¿Rendimiento? Como si juego yo: jugo cinco partidos esa temporada y en tres de ellos se lesionó, en el último de gravedad.

Estuvo otras dos temporadas más en la Casa Blanca y en ellas jugó algo más pero sin pena ni gloria. Tanto que en el verano del 94 se marchaba cedido al Oviedo de Radomir Antic. Allí resurgió el mejor Prosinecki y al año siguiente era fichado por el eterno rival blanco, el Barcelona. Si en el Madrid llegó con el final de la Quinta del Buitre, al Barça llegó con los estertores del Dream Team. Además las lesiones volvieron a aparecer y después de un año catastrófico salía de Can Barça rumbo al Sevilla.

Cuando se le daba por muerto resucito en el Mundial de Francia 98, donde fue pieza clave junto a Suker para que Croacia llegara a semifinales. Sin embargo en España siempre se le recordará por sus lesiones, por sus malos hábitos (fumador empedernido que no lo escondía) y por una serie de míticos anuncios de un vehículo profesional que años después protagonizaría junto a Prosikito, el muñeco más chungo desde Chucky.

No nacieron para jugar en el Real Madrid

Freddy Rincon

El Madrid, por su parte, seguiría realizando algunas otras operaciones calamitosas con jugadores propensos a las lesiones en los años venideros. De Elvir Balic (3000 millones de pesetas) o Woodgate al ínclito Kaká (65 millones de euros) o Nuri Sahin, el nuevo Prosinecki, que llegó como el mejor jugador de la Bundesliga y al que las lesiones sólo le dejaron participar en 4 partidos.

Y del conjunto blanco podríamos seguir hablando horas, de Vitor (el primo bueno de Cafú, decían), de Secretario, de Rambo Petkovic, de Congo, de Pablo García, de Drenthe o de Emerson (que tenía 30 años y aparentaba el doble) pero es justo y necesario detenerse en un nombre en particular: Julien Faubert.

En el Invierno de 2009 el Madrid estaba inmerso en el caos mientras el Barcelona de Guardiola empezaba a poner velocidad de crucero rumbo al triplete. El último día del mercado invernal de fichajes los blancos realizaban el que seguramente fuera el fichaje más raro de su historia: la cesión del West Ham de un desconocido jugadores francés llamado Julien Faubert. Con evidente sobrepeso que no perdió en los seis meses que estuvo en Madrid y jugando tan sólo 60 minutos repartidos en dos encuentros, Faubert es recordado por su parecido con Vin Diesel y por quedarse dormido en el banquillo en un partido en Villarreal. Un mito, una leyenda. Bueno, mira, no.

Tuercebotas en Can Barça

Chigro

El equivalente a Faubert en el Barcelona podría bien ser Chigrinski. Después de lograr el triplete de la temporada 2008/09 Guardiola dijo que había reforzar la zaga, que había que fichar a Chigrinski. Laporta seguramente ni sabía quien era ese jugador ucraniano con aspecto de bajista de grupo post-grunge pero peleó su fichaje hasta que al final soltó 25 millones de euros para quitárselo al Shaktar Donestk.

Precisamente con el Donestk jugaba el Barça la Supercopa de Europa. Chigro (como imaginamos que le llaman sus amigos) jugó el partido con el Shaktar y luego se fue a Barcelona en el avión con sus nuevos compañeros. Un añito en Barcelona, doce partidos jugados a ínfimo nivel y de vuelta para la ciudad del este de Ucrania perdiendo el Barça más de 10 millones en el camino. Negocio redondo del Rey de la Noche Laporta.

Aunque Laporta tuvo este desliz con Chigrinski o con Ezquerro (y aunque prometió a Beckham y con el que se presentó el día de su victoria en las elecciones fue Rustu), el gran fichador de medianías de la historia del Barça fue Joan Gaspart. En su haber ídolos como Petit, Coco, Quaresma (al que fichó en lugar de Cristiano Ronaldo) o Fabio Rochemback.

Aunque su antecesor, el eterno Jose Luis Nuñez, tampoco anduvo muy atrás en lides de fichajes con primeros espadas mundiales como Winston Bogarde, Dragan Ciric o el inefable Amunike, jugador que celebraba los títulos al grito de "¡Campelones! ¡Campelones!" y que las malas lenguas consideran padre de Luis Enrique, hecho no demostrado hasta el momento aunque en absoluto descartable.

El ojo clínico de Jesús Gil

Mateja Kezman Atletico Madrid 1iew0kjo7skvc1wy53fc0zqiln

En la plantilla actual blaugrana hay dos jugadores, Douglas (no sabemos si se pronuncia como Kirk Douglas o como Michael Douglas, habrá que investigar) y Vermaelen que bien podrían competir por el título de peor fichaje pero les daremos el beneficio de la duda y pasaremos al Atlético de Madrid.

Porque el Atlético tuvo a Jesús Gil y Jesús Gil, entre otras muchas cosas era sinónimo de fichajes malos a espuertas, a cascoporro. Nada más llegar fichó a Futre y a Schuster pero luego no dio ni una, destacando Kosecki (el Futre polaco), la legendaria dupla de centrales paraguayos Gamarra y Ayala, todos los italianos que le fichó a Sacchi, Javi Moreno y, claro, por encima de todos, el Tren Valencia.

Adolfo Valencia, el Tren, era el killer de la gran generación colombiana de los primeros noventas, aquella entrenada por el Pacho Maturana y que contaba con estrellas como Higuita o Valderrama. Además había tenido una temporada espectacular en el Bayern Munich, que no es moco de pavo, pero ni el jugador ni su familia se acostumbraron nunca al frío bávaro, Gil tiró de contactos y el Tren estacionó en la ribera del Manzanares el verano del 94.

Lo mismo fue la rasca del Calderón en invierno o los insultos racistas de Gil del estilo de "al negro hay que cortarle el cuello" pero la temporada del Tren fue muy discreta y a final de temporada se marchó a Italia. Años después también protagonizaría un anuncio para la misma marca de vehículos profesionales que Prosinecki.

Tampoco tuvo muy buen ojo en sus primeros años sustituyendo al fenecido Jesús Gil su heredero Enrique Cerezo. Los Kezman, Pernía, Sinama-Pongolle o Emre son sólo vagos recuerdos para unos colchoneros que ahora viven un periodo de vacas gordas. Sin embargo seguro que ninguno se ha olvidado de Marcelo Sosa, el Pato. El uruguayo se cayó en su presentación... y eso fue lo único reseñable de su paso por el Calderón.

En todos lados cuecen habas

Mornar

Fuera de los tres grandes de nuestro fútbol también hay mucha tela que cortar en materia de fichajes catastróficos. De los casi 5000 millones de pesetas que Don Manué pagó por Denilson al tumultuoso paso de Romario por el Valencia donde toreó a Luis Aragonés y a Jorge Valdano pasando por los fugaces pasos de Boban o Stan Collymore por el Celta y el Oviedo respectivamente.

También podríamos hablar de Renaldo (el nuevo Ronaldo) del Deportivo, Ivica Mornar del Sevilla y su no-peinado imposible (y su partenaire Marinakis), el nulo rendimiento de Martín Palermo en el Betis o de Abreu (el del gol de Abreu) en el Depor nuevamente. También en el conjunto gallego jugó el portero Peter Rufai, que era un príncipe nigeriano aunque no está confirmado que fuera el mismo príncipe que te manda esos emails para que seas su heredero y que cada vez estás más tentado a aceptar.

Pero dejémonos ya de palabrería y elijamos al peor fichaje de la historia de La Liga española. ¡Está en tus manos!

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