La pintora española de la soledad y el silencio que tanto evoca a Hopper

La pintora española de la soledad y el silencio que tanto evoca a Hopper
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Déborah García Sánchez-Marín

Silencio. Introspección. Serenidad. Estas son algunas de las cosas que siento al contemplar los cuadros de Alejandra Caballero. Nacida en Madrid en 1974, desde 2001 no ha dejado de pintar y de exponer, paseando sus lienzos por algunas de las galerías más importantes.

Las escenas que observamos a través de los cuadros de Alejandra Caballero son íntimas, instantes donde las figuras son observadas realizando actividades cotidianas. Una especie de anti-climax, algo completamente contrario al instante decisivo que caracterizaba la obra de Henri Cartier Bresson.

Las escenas que habitan sus lienzos son pequeña historia de sus protagonistas. Atrapan porque resultan sugerentes y cercanas. Son sencillas. Son apacibles. Son un interrogante, ¿En qué piensan esas mujeres? ¿Quién llama por teléfono? ¿Qué estará leyendo? Esa forma de presentarnos a los personajes, inmersos en la normalidad de sus vidas, la acercan en mi opinión a las pinturas de interior holandesas.

Collages Caballero Cartier
Collage: 'Atardecer' de Alejandra Caballero y 'Derrière la gare Saint Lazare', Henri Cartier-Bresson, 1932. Si Cartier-Bresson buscaba el instante perfecto, Alejandra Caballero nos deleita con los tiempos muertos de sus protagonistas.

Su pincelada difumina la impresión de la realidad, dando como resultado una atmósfera que tiende remarcar a los personajes próximos a la ensoñación. A menudo los colores se superponen unos con otros conformando una imprecisión cromática que ahonda aún más en esa realidad, un tanto vaga, que aparece ante nosotros.

Una paleta fría generalmente, blancos rotos y azules, a veces en fuerte contraste con la ropa de sus personajes como el rojo de la falda de la chica de la habitación de hotel. Ese rojo rompe el equilibrio, se convierte en narrativo, nos dice algo.

Collages Pintura
Collage: A la izquierda 'Woman and child' e 'Interior' de Pieter de Hoch . En el lado derecho 'Mujer y niño' y 'Mujer y perro', Alejandra Caballero. Ecos de las pinturas holandesas de interior en la obra de Alejandra Caballero

La imaginación del espectador se desborda al contemplar estas escenas. Los lienzos de la pintora madrileña tienen ecos de otros pintores, Edward Hopper o incluso de Edgar Degas, pero aunque sus imágenes remiten a aquellas, al menos de manera superficial, parecen transitar un camino distinto. Mirando con detenimiento van apareciendo pequeños detalles que hacen de la obra de la pintora madrileña algo más que un eco.

Collages Obras Alejandra
Collage: obras de Alejandra Caballero. 'Interior'; 'El Bar'; 'El beso'; 'Habitación'; 'La copa'.

Una de las características que más me gusta de la obra de la artista, en contraposición con la propia obra de Hopper, es que es que los personajes siempre parecen estar donde quieren estar. Ya no hay esa extrañeza de los personajes de Hopper en habitaciones de hotel o en habitaciones impersonales, lugares que no son suyos o propios.

En los lienzos de la pintora siempre hay objetos que remarcan que el personaje protagonista de la escena está en un lugar que no le es ajeno: un gato, un libro, un juguete o un perro fiel, una taza. Siempre existe un objeto familiar que lo conecta a ese espacio.

Su pincelada difumina la impresión de la realidad, dando como resultado una atmósfera que tiende remarcar a los personajes próximos a la ensoñación

Esa extrañeza y esa soledad que los personajes de Hopper parecían estar transmitiendo, en Alejandra Caballero, se torna en una soledad escogida, en un momento íntimo del personaje consigo mismo. Su escena no nos hace pensar en los personajes como si fueran seres obligados a la soledad, de ahí esa sensación desasosegante en la obra de Hopper, esa melancolía triste.

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Collage: obras de Edward Hopper. 'Automat'; 'Hotel Room'; 'Compartment car'; 'Morning in a city'; 'Hotel Window'. Las figuras solitarias en no-lugares predominan en la obra de Hopper. Mujeres que trabajan o mujeres que esperan

Con Caballero sentimos serenidad. Una serenidad tranquila. Contemplamos a una mujer leyendo un libro, una mujer en su casa tomando una copa de vino, una chica en una habitación por la que entra el sol con un cuadro y un gato a su lado.

Lo que en Hooper era una descripción de los seres humanos, en un momento de angustia, de cambio, un instante de desasosiego, incluso de lejanía del mundo (no hay objetos que nos conecten a ese espacio), en Alejandra Caballero se torna en una sensación de apacible soledad.

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Imagen superior: 'Habitación azul', Alejandra Caballero. Imagen inferior: 'Morning sun', Edward Hopper, 1952

Las miradas a fuera campo de algunos personajes de Hopper parecen transmitir urgencia, las miradas hacia fuera en los cuadros de ella, transmiten firmeza, como si decidirán pararse, o parar lo que están haciendo para concederse un respiro. En Hopper parece más una necesidad imperiosa lo que en Caballero es pausa y en él ansiedad.

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'Summer Interior', Edward Hopper,1909
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'Desayuno', Alejandra Caballero

En los cuadros de Alejandra Caballero hay personas de todo tipo, una única figura o varias, a veces incluso parejas, también niñas, perros y algunos gatos. Sin embargo, las figuras de mujeres solas se repiten en su obra de manera continua. En las obras de la pintora sentimos a sus mujeres con una gran fuerza. Si pensamos en la obra de Hopper, históricamente era extraño ver a una mujer fuera de "su lugar", del lugar asignado.

En Hopper hay mujeres viajeras, mujeres que miran por la ventana, mujeres en oficinas pero sobre todo, mujeres maniquí algo tétricas, muy próximas Delvaux.

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'Woman in the sun', Edward Hopper, 1961
Night Train Delvaux
'Night Train', Paul Delvaux, 1949

Esas mujeres podrían dividirse en dos tipos, mujeres que esperan o mujeres que trabajan. Las mujeres de Hopper transmiten siempre cierta urgencia, o temor, en esos cuadros de mujeres en hoteles, o en cafés esperando. Las de Alejandra Caballero son mujeres tomándose su tiempo para hacer aquello que quieren.

Pocas veces las vemos en su lugar de trabajo, o en no-lugares. Cuando Caballero representa a una mujer sobre su cama leyendo, nos está mostrando a una mujer capaz de situarse fuera del tiempo. Pienso en esa mujer en la bañera con una copa de vino al lado. Es una mujer dueña de su tiempo. Consciente de sí misma. Su figura descansa en actitud de total abandono a sí misma y al disfrute en soledad de un momento que es solo para ella.

Collages Mujeres De Alejandra
Collage obras de Alejandra Caballero.'Interior bar'; 'Madre e hijo'; 'Mujer y perro'; 'Corredor'; 'Durmiendo'; 'Siesta'; 'Siesta'; 'Cena'; 'Habitación roja'. Las mujeres son las protagonistas absolutas en la obra de la pintora madrileña.

Las mujeres solas protagonistas de la escena siempre han sido una representación recurrente. Como aquellas mujeres sorprendidas en el baño, en un momento íntimo, hay miles. Caballero no obstante se sitúa en aquella línea que emprendió Degas, una línea que ya no presupone un espectador.

Esa extrañeza y esa soledad que los personajes de Hopper parecían estar transmitiendo, en Alejandra Caballero, se torna en una soledad escogida

En la década de 1880, Edgar Degas inició la serie "toilettes", una serie excepcional que supuso una ruptura con la tradición post-renacentista de representar el desnudo femenino como si fuera pin ups que enseñan su cuerpo conscientes, en beneficio de un espectador masculino. Aquellas mujeres que representó Degas eran honestas y sencillas, están involucradas únicamente con lo que están haciendo. Los rasgos de las mujeres de Degas están emborronados o tachados, no individualiza sus rasgos, el sujeto de Degas más que mujeres, es "mujer".

Collage Edgar Degas Alejandra
Collage: 'Mujer en el baño' de Edgar Degas y 'La copa' de Alejandra Caballero. Ninguna de las obras presupone mujeres que se abandonan a la mirada de un espectador.

Tampoco debemos olvidar que aunque Degas se desmarcó de la tradición en su series y grabados, seguía representando a mujeres de los burdeles, mujeres situadas al margen. La mujer que pinta Alejandra Caballero es la mujer que no debe explicaciones a nadie, que es dueña de sí misma. La mujer que es vista por nosotros pero que lanza su mirada hacia el mundo y no fuera de él.

La obra de Alejandra Caballero está interconectada es como si cada uno de sus cuadros soñara el otro, como si cada uno de sus personajes se viera desde lejos. La realidad siempre está allí sugerida, en una ventana que está abierta y por la que entra el mundo como un rumor.

La mujer que pinta Alejandra Caballero es la mujer que no debe explicaciones a nadie, que es dueña de sí misma

El calor que tanto se echaba de menos en Hopper con quien tanto se la compara existe en su obra en los niños que la pueblan y en los animales que rodean a sus personajes. Las pinturas de la madrileña tiene por último una gran aliada, la luz. La forma en la que esta inunda todos los rincones de sus cuadros, caldeando los colores de una paleta generalmente pálida, también la aleja del tratamiento que Hopper hacía de la luz.

Hopper la usaba para crear tremendos contrastes, a menudo violentos. "Creo en un mundo donde cada memoria pueda crear su propia leyenda", algo así parece transmitir la obra de Alejandra Caballero, no parece estar interesada en plasmar la realidad de manera fidedigna sino el recuerdo que es siempre algo borroso, algo impreciso.

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Una pincelada poética que se pasea para recrear escenas donde de lo mismo que una fregadera no tenga grifos, porque aquella noche yo cenaba con mamá, ella llevaba el pelo recogido en una coleta y vestía esa falda rosa un poco anaranjada que tanto me gustaba.

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