Los cuadrados negros en Instagram: cómo el activismo en redes puede perjudicar al Black Lives Matter

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Durante los dos últimos días Instagram se ha convertido en una vitrina de oscuridad. Miles, tal vez millones de usuarios han inundado la red de cuadrados negros, un tributo a George Floyd, el hombre que murió a manos de la policía en Minneapolis, así como un recordatorio de que a la lucha por la igualdad racial le queda mucho camino por delante. Aunque el fenómeno nació en Estados Unidos, los cuadros negros se han extendido por las comunidades de Instagram de infinidad de países.

Un remedio peor que la enfermedad

Es un gesto “contraproducente”, deberíais “amplificar las voces negras SIN SILENCIAR el movimiento”.  A estas dos ideas se resumen las críticas a las que la campaña se ha ido enfrentando en las últimas horas. Múltiples activistas, pero también cantantes como Kehlani o raperos como Chuck Inglish o Lil Nas X, entre otros, han mostrado su malestar.

Al parecer, un buen porcentaje de las cuentas que compartían los recuadros añadían como comentario a la captura hashtags como #BLM o #BlackLivesMatter. Gente de la escena recrimina que al usar el hashtag están inundando un espacio que los manifestantes usan para compartir entre sí información útil para enfrentarse a las protestas o detectar qué acciones pueden ser más ventajosas tanto en sus ciudades como a nivel global.

Hay que señalar que, más allá de los cuadrados negros, #BlackLivesMatter se ha convertido en una de las etiquetas más populares de estos días en todo el planeta, lo que ya ha llevado de facto a una trivialización y desvirtuación de los objetivos políticos de la consigna en todas las redes sociales, con lo que es cuestionable hasta qué punto los activistas podrían usarla para informarse en las últimas jornadas.

De trivialización podemos tildar también algunas de las respuestas comerciales que se han visto estos días: el mismísimo Instagram permite anuncios sponsorizados de gente que vende carcasas para móvil con la cara de Floyd.

El fenómeno ha recibido el nombre de #BlackOutTuesday, con lo que también muchos usuarios confundidos han posteado bajo la etiqueta #BlackOutDay, que es desde 2015 una iniciativa de la comunidad afroamericana para promover tanto imágenes de rostros negros como la recaudación de fondos para organizaciones contra la brutalidad policial. La viralización de los cuadrados vacíos ha logrado que se erosione por completo lo que los participantes habían construido bajo este hashtag durante años.

¿Hipocresía?

Endika Rey, crítico audiovisual, reflexionaba en su cuenta de Twitter: lo del cuadrado “no solo es el slacktivism [activismo perezoso] más vago que recuerde, sino que es un agujero negro que ha engullido la protesta que sí importaba. Un gesto bonito, hasta potente, pero sin cuerpo ni cara. Solo oscuridad. La nada”. Para algunos, se trata de una propuesta de saldo con la misma relevancia que el Je suis Paris cuando los atentados de 2015.

Otros van más allá, la columnista Jeanna Kadlec afirmaba que los cuadrados “no sólo no te silencian, cariño, sino que hacen todo lo contrario”: si el objetivo del #BlackOutTuesday era simular un apagón informativo que simbolizase el silencio de las vidas negras, al añadir ese contenido los que se adhieren a la propuesta están en realidad promocionando su nivel de concienciación.

Falsas banderas (negras)

Desde hace unos años estamos de lleno en las guerras culturales de la realidad virtual. Esta misma semana la pantagruélica comunidad de fans del kpop se ha hecho noticia después de sus acciones coordinadas de boicoteo del aparato policial y del movimiento supremacista blanco.

La policía de Dallas lanzó una app en la que invitaban a los vecinos a enviar sus vídeos de infractores durante las revueltas y saqueos. Las kpopers saturaron la app de clips de sus cantantes favoritos bailando. También saturaron la etiqueta #whitelivesmatter, cuyo objetivo era llenar la red de cuadrados blancos como contrapeso al #BlackOutTuesday, con las carantoñas del risueño V de BTS o con las magnéticas coreografías de Miya de GWSN.

En estos años los trolls racistas tampoco se han quedado atrás. La izquierda movilizada suele recordar cada cierto tiempo que no todos los usuarios supuestamente de su bando lo son: los “bots blackface” son cuentas falsas de avatares supuestamente negros que se suman a las campañas de #BlackLivesMatter con mensajes antirracistas delirantes con un doble propósito, que los verdaderos activistas negros caigan en su trampa y se sumen a sus ideas y que el bando derechista comparta estas cuentas de falsa bandera como ciertas para fomentar un victimismo irreal.

Es una práctica que ya ha llegado a España que ha intentado desvirtuar tanto al feminismo como con al antifascismo.

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