El premio de consolación al Brexit sin acuerdo: volverá el duty free con alcohol y tabaco barato

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Veremos el mundo arder, pero con su pinta y sus cigarros bien baratos. Este es a grandes rasgos el mensaje lanzado oficialmente ayer en una campaña en redes por parte del ministerio de Hacienda británico. Ante las cada vez más notables expectativas de una salida de la Unión Europea sin acuerdo, los gobernantes (actualmente los conservadores bajo la tutela de Boris Johnson) han querido trasladarle a la ciudadanía un clásico “no hay mal que por bien no venga” para contrarrestar tantas noticias apocalípticas. En este caso, el retorno a plena mecha de los “duty free”.

Cerveza y tabaco para todos: “Las personas que viajen desde Reino Unido hacia la Unión Europea disfrutarán de las ventajas de las compras duty free, lo que significa que no tendrán que pagar los impuestos británicos sobre el consumo de tabaco y alcohol” en puertos y aeropuertos, dice la web del ministerio. Por ejemplo, “una botella de vino que se compre en el duty free de Heathrow de camino a la UE puede costar 2.23 libras (2.50 euros) más barata”. Y añaden: se podrán comprar “cantidades ilimitadas” de estos productos “para su propio consumo”, aunque en su viaje de retorno desde la UE a Reino Unido sí tendrán que pagar impuestos. Sería un agradable bonus vacacional para los británicos durante su estancia en tierras europeas.

El gobierno quiere que te des a la bebida: esta es la enseñanza que muchos dicen estar recibiendo con este mensaje. Pese a que el ministerio de Salud Pública mantiene desde hace años una campaña en pos de una “generación libre de humos”, intentando reducir la factura de 12.600 millones de libras anuales que le cuesta al Estado el tratamiento de enfermedades derivadas del tabaquismo, ahora se exhorta con sus comentarios a que la gente se entregue al cigarrillo como placer vacacional. Y lo mismo para el alcohol.

Operación Yellowhammer: es el nombre que recibe el informe periódicamente actualizado de los diferentes gobiernos británicos en previsión de los peores escenarios de un Brexit sin acuerdo. El último de ellos, el que desea el actual Primer Ministro por un cálculo electoral estratégico, prevé que, a partir del próximo 31 de octubre, y si realmente Reino Unido opta por el “no deal”, el país sufra: 

  • Problemas con el suministro de comida y medicamentos (no escasez, pero sí limitación y encarecimiento).
  • Importantes interrupciones en el paso de mercancías por el Canal de la Mancha que tardarían meses en llegar a un nivel 50% equivalente al período anterior.
  • Subidas en el precio de la luz.
  • Un control de fronteras más estrictos que ralentizaría todo tipo de tránsito.
  • Protestas callejeras que harían aumentar el presupuesto antidisturbios.

Un Brexit sin acuerdo podría suponer una pérdida de unas 800 libras al año para el bolsillo de cada ciudadano, pero eso no es nada comparado con los beneficios de un alcohol aún más barato al ir a Magaluf.

El enésimo momento crítico del Brexit. Este es el estado actual del sainete: el próximo martes 17 el Tribunal Supremo del Reino Unido sentenciará un conflicto entre el Alto Tribunal de Escocia y el de Inglaterra y Gales por el cual se resolverá si, efectivamente, se declara nula la suspensión del Parlamento movida por Johnson. En caso de ser así, a Johnson sólo le queda violar su obligación constitucional de pedir una prórroga para el Brexit. Él busca cualquier opción menos esa, y hay quien dice que estaría dispuesto a ir a la cárcel con tal de que el Reino Unido abandone definitivamente la Unión Europea el próximo 31 de octubre. ¿Será capaz de hacerlo? 

De momento lo que sí hace su gobierno es lanzar mensajes (sufragados con dinero público) como el que encabeza este artículo, y otros similares: “Get ready for Brexit”. Ya queda menos.

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