La otra brecha de Europa: el alcoholismo mata a mucha más gente en los países nórdicos que en el sur

  • Un fantasma resquebraja el continente europeo en silencio: el fantasma del alcohol

  • El sur bebe de forma más "social" mientras que el norte lo hace de forma más intensa

brecha alcoholismo
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El alcohol y las sustancias estupefacientes llevan siendo consumidas por el ser humano desde los inicios de la civilización. La cerveza, por ejemplo, tiene más de 14.000 años de historia, y el uso de cannabis y otras hierbas alucinógenas está datado desde la Antigüedad. Sin embargo, los usos y la intensidad de su consumo varían en función de los condicionantes geográficos y culturales. Hay países donde el alcohol tiene una presencia residual, como los árabes, y otros donde forma parte de la socialización diaria de sus habitantes, como España o Francia.

¿Pero en cuáles es más letal? La respuesta puede sorprender.

El norte. Para el caso de Europa occidental, uno de los rincones del mundo donde el desarrollo y las condiciones de vida son más elevados, en los países nórdicos. En 2016, un estudio elaborado por el Global Data Health Exchange (GDHx) y el Institute for Health Metrics and Evaluation (IHME) los identificaba como aquellos donde la tasa de mortalidad asociada al consumo de alcohol u otras drogas era más elevada. En Finlandia superaba las 12,16 muertes por cada 100.000 habitantes; en Dinamarca, las 12,14; en Noruega, las 9,31; y en Suecia las 6,15. A modo de contraste, la misma tasa se reducía a las 1,42 en Italia, las 2 en España o las 2,32 en Portugal.

Las dos Europas. Hay una brecha norte-sur, y en este caso favorece a los países mediterráneos. Pese a ello, la brecha más nítida se da entre Europa Occidental y Europa Oriental. En Rusia la tasa superaba las 27,5 muertes por cada 100.000 habitantes; en Estonia, las 21,37; en Ucrania, las 20,8; en Bielorrusia, las 18; y en Polonia, las 9,09. El alcohol u otras drogas son factores de mortandad mucho más elevados cuanto más al norte y al este del continente; y mucho menos elevados cuanto más al sur y al oeste.

Matices. En 2017, por ejemplo, otro trabajo conjunto de GDHx y IHME segregaba la mortalidad por consumo de alcohol y por utilización de drogas. En ambos casos se sostiene la brecha. En Dinamarca (8,52 por 100.000 habitantes), Finlandia (6,98), Alemania (4,63) o Noruega (3,3) la tasa de mortalidad atribuible al alcohol (muertes directas: las atribuibles por otras enfermedades, en especial las mentales, no computan aquí) es muy superior a la de España (0,61), Italia (0,39) o Portugal (1,64). La nota discordante la marca aquí Francia (3,7) y, claro, el Este de Europa.

Lo mismo vale para las drogas. Frente a los 4,72 de Finlandia, los 4,55 de Noruega y los 3,77 de Dinamarca, los 0,8 de Italia y Portugal o los 1,23 de España. Aquí los países nórdicos incluso superan a los del Este, obcecados en el alcohol (con la notable excepción de Rusia, un auténtico agujero de la mortalidad provocada por el consumo de sustancias).

Porcentajes. ¿Beben más en el norte de Europa? No, y aquí reside lo llamativo. En 2016, el Banco Mundial recopilaba el consumo anual de alcohol puro por país. Las cifras de España (10 litros al año), de Francia (12,6) o Portugal (12,3) igualaban o superaban las de Finlandia (10,7), Suecia (9,6) o Noruega (7,5). Más aún, el volumen de hombres consumidores habituales de alcohol es similar en todos los casos (68% para España, Suecia y Finlandia; 85% para Noruega; 94% para Francia); y el número de tragos consumidos a diario es mayor en España o Francia al de Suecia, Noruega o Alemania. Sur y norte beben más o menos lo mismo.

La cuestión es el cómo.

Intensos. Hay otro patrón: el sur bebe de forma muy frecuente pero con mayor ligereza, mientras que el norte, cuando bebe, lo hace a lo grande. En Finlandia el 53% de los adultos declara al menos una sesión de "heavy drinking" al mes. ¿Qué significa esto? Ocasiones en las que se ingieren al menos 60 gramos de alcohol puro, alrededor de seis dosis. En España el porcentaje apenas supera el 19%, y en Italia se queda en el 6,2%, mientras que en Suecia y Dinamarca se eleva por encima del 32%. En el sur el alcohol tiene un rol social, de ahí que su porcentaje de alcohólicos sea mucho menor (0,89% de la población en España, 0,46% en Italia) frente al norte (2,61% en Finlandia, 1,59% en Suecia).

El caso de las drogas es aún más llamativo. Al menos el 1,47% de la población española es adicta a alguna sustancia, frente al 0,73% de Suecia o al 0,83% de Noruega, pero la tasa de mortalidad atribuible a las drogas en su conjunto es mucho menor en España (1,23 por cada 100.000 habitantes) que en el norte (3,67 en Suecia, 4,55 en Noruega).

¿Cultura? Hay un componente cultural en los patrones de unos y otros países. Pero conviene no ser demasiado entusiastas: consumir alcohol no es una buena idea. Cuanto más sabemos sobre él, más peligroso parece, y no existe la "saludable copita de vino al día" que con tanta naturalidad aceptamos en el sur. Cuestión distinta es que el alcohol haya servido para fomentar vínculos sociales entre una comunidad desde tiempos inmemoriales (casi 13 milenios en el caso de la cerveza) y que el alcohol, aún hoy, siga funcionando como un "lubricante social" en el que se refuerzan los lazos con nuestro entorno cercano.

Pero el alcohol, de un modo u otro, tiene un impacto negativo en tu cuerpo.

Imagen | Zachariah Hagy

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*Una versión anterior de este artículo fue publicada en octubre de 2019

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